Miércoles de Ceniza en la Diócesis de Huelva

«La Cuaresma es un camino en el que recorremos la experiencia de la misericordia de Dios, hasta celebrar con gozo el triunfo de la Pascua; el triunfo del amor y de la vida, sobre el pecado y la muerte; el triunfo de la verdad de Dios». Con estas palabras definió ayer nuestro obispo, José Vilaplana Blasco, este «tiempo de gracia» (II Corintios 5, 20.6,2) en el que acabamos de entrar y en el que somos invitados a «vivir la sinceridad de nuestra vida».

Numerosos fieles de la Diócesis de Huelva acudieron a la celebración del Miércoles de Ceniza en la Catedral, que fue presidida por nuestro Pastor y concelebrada por nuestro Obispo Emérito, Ignacio Noguer Carmona, así como vicarios, sacerdotes y seminaristas diocesanos. En su homilía, el Obispo de Huelva habló de la Cuaresma como «una invitación a ser auténticos y a vivir en la verdad». Y convertirnos, añadió, «es entrar en la verdad, es dejarnos transformar por el Señor, para que nos quite nuestras caretas y nuestras mentiras, para que nos libre de nuestras incoherencias y nos permita vivir en la libertad y en la alegría de los hijos de Dios».

Además, sostuvo que la vida cristiana es un combate para «deshacer en nosotros los que deforma la imagen de Dios y para vivir de acuerdo con lo que Dios quiere de nosotros». Para luchar en este combate, los cristianos contamos con tres valiosas armas: la oración, la limosna y el ayuno.

En primer lugar, orar en sinceridad es «mirar a Dios y dejarse mirar por él». Es también «escuchar fielmente su Palabra y obedecerle en la fe con sinceridad, dejando que nos vaya moldeando». Se trata, en definitiva, de «orar con sinceridad para avivar nuestra vida de fe».

Por otra parte, la limosna es «la verdad de vivir como hermanos», por lo que nuestro Obispo alentó a «no ser indiferentes ante la situación de dificultad que viven muchos hermanos y hermanas». No podemos vivir con formas de vida «egoístas o hedonistas», de manera que «nuestra verdad como cristianos es compartir hasta lo necesario», indicó.

En cuanto al ayuno, es «la verdad de vivir en libertad, porque muchas veces quedamos esclavizados por nuestras pasiones y caprichos, por nuestra imagen y amor propio y estamos atados, de tal forma que no volamos y vivimos con la libertad de hijos de Dios». Por tanto, el ayuno es «el ejercicio que nos permite vivir ligeros de equipaje, desprendidos de corazón de todo aquello que nos frena para avanzar más en el camino de la fe y en el seguimiento de Jesucristo».

Por último, hizo referencia a la responsabilidad de los cristianos de ir cambiando como personas, pero también de «estar presentes en medio de nuestra sociedad, para que ésta viva también en la verdad». En este sentido, «nuestra conversión tiene una dimensión social y los cristianos debemos ser fermento de una transformación positiva en medio de la sociedad».

Mons. José Vilaplana dedicó también unas palabras al Papa Benedicto XVI, que anunció hace unos días su renuncia al Ministerio Petrino, invitando a los fieles a orar por él y por los cardenales que tendrán que elegir a su sucesor.

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