Otros cuadros con dicha iconografía son los de los respectivos altares de Jabugo, Lucena, Trigueros y Ayamonte[1].
En la parroquia de Ntra. Sra. de la Asunción, de Bonares
El cuadro de Ánimas de la parroquia de Bonares, pintura sevillana de finales del siglo XVII, está presidido, en un rompimiento de gloria, por Cristo juez con una espada y un ramo de azucenas, entre la Virgen María y San José, como intercesores. En el siguiente nivel, marcado por la sucesión de nubes, un ángel porta la cruz gloriosa, como heraldo de Cristo resucitado, que viene a juzgar a vivos y muertos. Como en dos planos o rangos, aparecen el Colegio Apostólico en primer lugar, y al fondo, santos y bienaventurados, entre los que podemos enumerar a San Lorenzo, San Sebastián, San Francisco, San Bernardo, Santo Domingo, así como obispos, cardenales, frailes, etc. Bajo la gloria, de nubes doradas, se representa el cielo de los ángeles al servicio de los hombres, en nubes azules y plomizas. San Miguel, con atuendo guerrero, defensor del honor de Dios, lleva en su derecha la balanza equilibrada, como pesador de las ánimas, y en su izquierda la palma de la victoria. A ambos lados, ángeles infantes portan rosarios y escapularios, que ofrecen a las almas que aún se hallan purificándose, entre los que vemos un papa, un cardenal, un obispo, una religiosa, un rey y tres figuras más.
La cofradía de la de las Benditas Ánimas, de Bonares, figura ya en 1730[2]. Se sabe que en 1755 Santiago Martín deja como patronos últimos de la capellanía de San José a la citada Cofradía, para que cumpla las cargas.
En la parroquia de Ntra. Sra. de Gracia, de Los Marines
En un arco rehundido de la nave de la epístola se halla el retablo de las Ánimas benditas, de estilo rococó, formado por dos columnas de base estriada y fuste liso con capitel corintio, sobre las que descansa un caprichoso entablamento mixtilíneo que se eleva a modo de frontón, con abundantes rocallas. El ático del retablo y el marco exterior lo forman caprichosas rocallas y ces contrapuestas.
El cuadro de Ánimas es un óleo sobre lienzo de la escuela sevillana del último tercio del siglo XVIII, cuyo personaje central es el arcángel San Miguel, pesador y conductor de las almas, flanqueado por San Pedro, San Pablo y apóstoles, a un lado, y mártires al otro. En el plano superior están representadas las Tres Divinas Personas, ante quienes interceden la Virgen María y San Juan Bautista, con la banderola del agnusdei. En el plano inferior se representan tres ángeles que sacan del Purgatorio a otras tantas almas.
Desde 1642 existía en esta iglesia una capellanía fundada en virtud del testamento otorgado por María Sánchez, viuda de Simón González, el 8 de diciembre de 1631, a favor de la Cofradía de Ánimas, para que se celebren determinadas misas. Y en 1792, Bárbara Sánchez funda una capellanía por la que se han de decir unas misas de alba en el altar de Ánimas. En época de siembra y recolección, por el número de gente del pueblo, por ser estrecha la iglesia y por estar “situado el mencionado altar al final de la iglesia; se toca el grave inconveniente de la mayor parte de los hombres especialmente sobre estar sumamente estrechos, quedan en posición de no poder ver al celebrante, y ni algunos entrar en el templo, resultando de esto graves irreverencias y defectos escandalosísimos en el cumplimiento del precepto…”, por lo que el cura pedía en 1852 poder celebrarlas en el altar mayor[3].
En la parroquia de Ntra. Sra. de la Estrella, de Chucena
En la iglesia parroquial de Chucena admiramos un cuadro de Ánimas, de finales del siglo XVIII, que tiene como figura destacada al arcángel San Miguel. Se compone en tres zonas, marcadas por líneas arqueadas de nubes. En la parte superior, preside Jesucristo como salvador y juez misericordioso, portando la cruz redentora. A sus lados, la Virgen María, con túnica y manto de colores inmaculistas, y San José, con la vara de azucenas. El plano siguiente, con cierta intención de perspectiva, vemos por un lado a los santos, entre los que identificamos a San Pedro y San Pablo, San Francisco y Santo Domingo; y por el otro lado, las mártires y santas, Santa Catalina de Alejandría, Santa Úrsula, Santa Teresa de Jesús, Santa Clara, Santa María Magdalena, y otras. En el plano inferior, sobre una nube a modo de podio, se representa, a mayor tamaño que las restantes figuras, a San Miguel, no como guerrero, sino como conductor de las almas, a las que indica el camino del cielo. Es asistido por dos ángeles, que rescatan las almas ya purificadas, mientras las demás continúan su proceso en las llamas. Destacan algunos rostros que bien pudieron ser retratos, pero ninguno se distingue por cargos ni por rangos.
Estos y otros cuadros suscitan en los fieles la devoción por las almas del Purgatorio, ofreciendo sufragios por su pronta purificación, especialmente en el mes de noviembre.
[1] Carrasco Terriza, Manuel Jesús, “El cuadro de Ánimas de la Parroquia de las Angustias de Ayamonte. De Miguel Güelles a Joaquín González Sáenz”, en VI Jornadas de Historia de Ayamonte, Ayamonte, Patronato Municipal de Cultura, 2002, pp. 23-49.
[2] ADH, Justicia. Bonares, Caja 127.
[3] ADH. Gobierno. Los Marines. 1842-1937. Carta del cura Antonio Flores, 16-VIII-1852. El 4 de septiembre se concedió al párroco lo que pedía.
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