Todos los temas decorativos han sido realizados por Juan Manuel Núñez Báñez[1], entre 1999-2000 y mayo de 2025. Las pinturas sitúan la devoción a la Santísima Virgen del Rocío y su Santuario en el tiempo y en el espacio: rememoran los hitos históricos desde el siglo XIII (orígenes y patronazgo) hasta el XXI (coronación canónica y visita del Papa San Juan Pablo II, en el marco institucional de Almonte y de la Diócesis de Huelva), lo ambientan en el paraíso natural de Doñana, y proclaman a María como Nueva Eva.
La Capilla Real
La Capilla Real[2] debe su nombre al tema del cuadro central, que quiere evocar los orígenes históricos de la devoción rociera, y la presencia de los reyes de Castilla en el conocido cazadero de Las Rocinas. Alfonso X el Sabio, según Infante Galán, creó hacia 1284 el cazadero real de las Rocinas, y edificó una ermita junto al arroyo, colocando en ella una imagen mariana[3]. Alfonso XI, en su Libro de la Montería, relata su experiencia cinegética en estos lugares, hacia 1337: “En tierra de Niebla ha una tierra quel dicen las Rocinas, e es llana, es toda sotos, e ha siempre hy puerco […] E señaladamente son los mejores sotos de correr cabo de una iglesia que dicen Santa María de las Rocinas”[4].
Aparece el monarca -todavía con la armadura puesta- que marcha para la cacería, con sus servidores, los perros y el halcón, un caballo y el pendón de Castilla. Al fondo, la pequeña ermita, y en el cielo sobre nubes la Virgen del Rocío, vestida como en el siglo XVII, entre ángeles. El espacio semicircular que lo rodea sitúa a la escena en el marco natural de Doñana: pinos, ciervos y linces. En el cielo, unos ángeles colocan una guirnalda de flores.
En los semicírculos laterales se sitúan las referencias institucionales actuales, sostenidas por ángeles, entre cortinones. Sobre la puerta del presbiterio, las eclesiásticas: el escudo de San Juan Pablo II, que visitó el Santuario y veneró a la imagen el 14 de junio de 1993; el logotipo de los Congresos Marianos Internacionales de 1992, clausurados en El Rocío por el Legado pontificio, y el de la Diócesis de Huelva. Sobre la puerta de la sacristía, el escudo de la Casa Real, el del Ayuntamiento de Almonte y el de la Hermandad Matriz.
Los frisos de ambas capillas cantan una estrofa de las seguidillas que Muñoz y Pabón compuso para la coronación canónica de la imagen de Ntra. Sra. del Rocío en 1919: “Salud de los enfermos, rosa temprana, estrella reluciente de la mañana”[5].
Las capillas se cubren con bóveda de aristas de cuatro paños, que asemejan un cielo estrellado, en cuyo vértice luce el monograma de María, rodeado de las letras AVE/EVA, proclamando a María como Madre de los vivientes en Cristo[6].
La Capilla del Patronazgo
En el lado de la epístola, se sitúa la capilla llamada del Patronazgo[7]. El cuadro que preside el referido ámbito espacial representa el momento en que el clero y el pueblo hicieron solemne voto de defender el misterio de la Inmaculada Concepción y de tener a la Santísima Virgen, bajo la advocación de Nuestra Señora de las Rocinas, como Patrona celestial de la villa de Almonte. Esto ocurría el 29 de junio de 1653, día de San Pedro y San Pablo. Figura el cura párroco con capa pluvial y los ediles con traje de época. En una mesa están firmando el acta. En alto, sobre un pedestal decorado con la paloma del Espíritu Santo, está presente la imagen de la Virgen del Rocío, conforme al grabado de 1754.
Rodea la escena unos temas de Doñana, que ambientan la ubicación del Santuario: en tierra, caballos y yeguas, y sobre el agua los flamencos. Coronan el conjunto cuatro angelitos con guirnaldas.
En los medios puntos laterales, figuran las referencias cronológicas del patronazgo, pintadas por Juan Manuel Núñez en el 2000: unos ángeles sostienen los escudos heráldicos del papa Inocencio X, Giovanni Battista Pamphili (pontífice entre 1644 y 1655) y del rey Felipe IV (entre 1621 y 1665), que entonces gobernaban, respectivamente, la Iglesia y los reinos de España, ambos, por cierto, retratados por Diego Velázquez. En el semicírculo que rodea el cuadro principal, unos angelitos portan una guirnalda, y una cartela con la fecha MDCLIII.
Por el friso, sobre fondo dorado, corren los demás versos de la sevillana de la Coronación: “Pomo de aroma, lirio de las marismas, Blanca Paloma”[8]. La bóveda estrellada confiesa a María como la Nueva Eva[9].
Manuel Jesús Carrasco Terriza
[Publicado en el diario Huelva Información el jueves 5 de junio en la página 16.]
[1] Jesús VELASCO NEVADO, Historia de la Pintura Contemporánea en Huelva: 1892-1992, Huelva, Diputación Provincial, 2ª ed. 2003, pp. 551-552. Enrique MONTENEGRO PINZÓN, 400 artistas contemporáneos onubenses a través de la crítica, Huelva, 2003, pp. 99-100.
[2] Manuel Jesús CARRASCO TERRIZA, El Santuario del Rocío, Almonte, Hdad. Matriz, 2009, pp. 96-97. Manuel GALÁN CRUZ, Las ermitas de Nuestra Señora del Rocío, Círculo Rojo, 2023, pp. 167-168.
[3] Juan INFANTE GALÁN, Rocío. La devoción mariana de Andalucía, Sevilla, 1971, pp. 25-29.
[4] ALFONSO XI, Libro de la montería del Rey D. Alfonso XI, Madrid, Imprenta y Fundición de M. Tello, 1877, pp. 336-337.
[5] Juan Francisco MUÑOZ Y PABÓN, La Blanca Paloma, Sevilla, Impr. Sobrinos de Izquierdo, 1919, p. 10.
[6] Catecismo de la Iglesia Católica, n. 511.
[7] M. J. CARRASCO TERRIZA, o.c., pp. 98-100. M. GALÁN CRUZ, o.c., pp. 168-169, 171-174.
[8] J. F. MUÑOZ Y PABÓN, o.c.
[9] Catecismo de la Iglesia Católica, n. 511.
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