“La catequesis puede ser considerada una excelsa obra de misericordia”

Hablamos con el director del Secretariado Diocesano de Catequesis, Manuel López, a pocas horas de que se celebre el XII Encuentro de Catequesis. Bajo el lema Catequista Testigo de la Misericordia, reunirá a más de medio millar de catequistas en Cádiz.

 

P.  La diócesis celebra este fin de semana el XII Encuentro diocesano de catequistas ¿Cuáles son los objetivos de este encuentro?

 

R. Para una pastoral de evangelización es preciso que los catequistas laicos cristianos  estén suficientemente preparados y formados para tomar conciencia de las exigencias de este apostolado como nos dijo San Juan Pablo II en Christifideles Laici  sobre vocación y misión de los laicos en la iglesia y en el mundo.

 

Necesitamos catequistas que sean testigos de Jesucristo, con una profunda experiencia de fe y esperanza, y de comunión eclesial, con una sólida formación teológica y catequética, y siendo a la vez hombres de su tiempo, capaces de sintonizar con las necesidades, problemas y esperanzas de los hombres de hoy.

 

 Es preciso recordar al  Papa Francisco en su viaje a Uganda  donde ha manifestado de nuevo la importancia de la formación de los catequistas “Sé que su trabajo, aunque gratificante, no es fácil. Por eso les animo a perseverar, y pido a sus Obispos y a sus sacerdotes que les den una formación doctrinal, espiritual y pastoral que les ayude cada vez más en su acción. Aun cuando la tarea parece difícil, los recursos resultan insuficientes y los obstáculos demasiado grandes, les hará bien recordar que el suyo es un trabajo santo, y quiero subrayarlo, el vuestro es un trabajo santo”.

 

P.  Año tras año ¿Cuál es la experiencia y la maduración en la vida y formación de los catequistas que ofrece este encuentro?

 

R. La formación no se puede limitar a un encuentro anual. Es una tarea diaria, es como el comer, respirar, vivir…

 

Estos encuentros tienen varias dimensiones importantes. Poner de manifiesto un tema específico en la formación de los catequistas; hacer comunión con nuestro Obispo y Pastor, como catequistas somos enviados, no somos “francotiradores”; y vivir la eclesialidad, la comunión con otros catequistas, sentir y vivir la experiencia de Iglesia Universal.

 

Estos encuentros abren los horizontes a muchos catequistas que en algunas ocasiones les faltan los medios oportunos para recibir una formación específica.

 

 

 

 

P.  Este XII Encuentro de Catequistas centra su reflexión en el Año de la Misericordia que estamos viviendo en toda la Iglesia ¿Cómo hacer de los catequistas verdaderos transmisores de esta misericordia? ¿Cómo se concreta esta catequesis de la Misericordia que pide el Papa?

 

R. El Catecismo de la Iglesia Católica nos recuerda que las Obras de la Misericordia «son acciones caritativas mediante las cuales ayudamos a nuestro prójimo en sus necesidades corporales y espirituales» (n.2447). A pesar de que conocemos bien cuáles son y las raíces bíblicas que inspiran cada una de ellas, en atención a nuestra realidad actual podríamos reformularlas o incluso encontrar otras nuevas para las personas de nuestra sociedad.

 

Los grandes santos han tenido una particular y serena conciencia de sus propias pobrezas. San Pablo, por ejemplo, dice de sí mismo: «Yo soy un miserable» (Rm 7,24) y, sin embargo, esta condición lo llevaba a acrecentar su confianza en Cristo Salvador Misericordioso.

 

También nosotros como catequistas, a pesar de la altísima vocación a la que hemos sido llamados, tenemos  nuestras  miserias: además de  cargar  con nuestras limitaciones y pecados, también el caos puede rondar nuestro entorno, especialmente familiar. La misión entonces, es aceptarla; es preparar entre todos el acercamiento a un Padre Misericordioso.

 

El Papa Francisco ha dicho en varias ocasiones que lo que la Iglesia necesita con mayor urgencia hoy es una capacidad de curar heridas y dar calor a los corazones de los fieles. Una vez dijo: «Veo a la Iglesia como un hospital de campaña tras una batalla. ¡Qué inútil es preguntarle a un herido si tiene altos el colesterol o el azúcar! Hay que curarle las heridas. Ya hablaremos luego del resto».

 

De alguna manera, como catequistas debemos preocuparnos siempre por garantizar cierta atención espiritual básica con los catequizandos que Dios nos ha querido confiar. No podemos ignorar el estado en el cual pueden llegar algunas personas a los diversos procesos de formación en la fe. Y así como todos sabemos dar un primer tratamiento a una herida (agua, desinfectante, gasa  o  vendas),  del  mismo  modo  deberíamos  saber  ofrecer  una  primera atención a las heridas del alma.

 

La catequesis puede ser considerada una excelsa obra de misericordia. ¡Qué honor más grande ayudar a una persona que no conoce a Jesús, para que pueda encontrarlo, conocerlo, amarlo y seguirlo! Sin embargo, debemos recordar que ninguna obra de misericordia es unilateral, como si nosotros fuéramos solamente los donadores y los catequizandos los receptores. No, porque quien hace misericordia recibe a su vez misericordia (cf. Mt 5,7).

 

Algo similar podríamos decir de nuestro servicio en la catequesis: catequizando no solamente educamos, también somos educados; no solamente enseñamos, también aprendemos; no solamente acompañamos, sino que también somos acompañados. Así entonces, como al catequizar recibimos también tanto de parte de Dios.

 

 

P.  Entre los ponentes de este año destaca D. Alejandro Díaz García, del Pontificio Consejo de la Nueva Evangelización ¿Por qué se trae a este experto en Bioética y Doctor en Teología Moral? ¿Cuál es el tema de su ponencia?

 

 

R. La catequesis como bien dice el Directorio General para la Catequesis, se apoya en varios pilares: Conocer, Orar, Celebrar y Vivir, en comunidad para la Misión.

En años anteriores hemos tenido como Ponentes a D. Juan Carlos Carvajal y D. Ángel Castaño, que nos han alentado en el tema del Conocer, para poder trasmitir.

El padre P. Gonzalo Carbó Bolta. SCH.P.,  ha desarrollado el tema de la Oración, en concreto los Oratorios en la Iniciación Cristiana y ha venido en varias ocasiones para alentar estos oratorios, que tanto bien están haciendo en nuestras catequesis.

 El año pasado vino D. D. Manuel G. López-Corps, y nos ilusionó con la ponencia sobre una liturgia bien celebrada. De esa ponencia salieron catequistas ilusionados en preparar unas buenas celebraciones litúrgicas.

 

Ahora este año nos toca el Vivir, por ello la presencia de D. Alejandro Díaz García, Magister en Bioética y Doctor en Teología Moral. Con destino actual en el Pontifico Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización, en el Vaticano.

 

La catequesis debe pasar por la vida, si no se hace vida, queda estéril, no da fruto. Y quien mejor para alentar a vivir la fe, que un sacerdote que tiene destino actual en el Pontificio Consejo para la Nueva Evangelización. Hacen faltas nuevas vías en la catequesis, como nos decía San Juan Pablo  II. Nuevo Ardor, Nuevos Métodos y nuevas expresiones de fe.

 

P. Como delegado de Catequesis ¿Qué espera de este encuentro del sábado?

 

R. En primer lugar tengo que felicitar a los sacerdotes, diáconos y comunidades religiosas que han realizado un gran esfuerzo animando y potenciando este XII Encuentro. Hemos sobre pasado los 550 inscritos y siguen llamando para apuntarse. La comunidad de salesianos de Cádiz es una bendición, han ofrecido todas sus instalaciones y puesto todo a nuestra disposición. Nuestro agradecimiento.

Considero que nuestro Obispo debe sentirse contento al ver tantos catequistas que demandan formación y que asisten cuando se les convoca. Esto es una gracia de Dios, contar con tantas personas dispuestas a actualizarse, a emprender nuevos métodos.

 

Espero de este XII Encuentro una comunidad de catequistas fortalecida, que se congrega junto a su Obispo, presbíteros, diáconos, religiosos  para formarse y en este año particular ganar el Jubileo de la Misericordia en la Parroquia de San José.

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