“Hoy en día los pobres están en nuestras propias familias”

Pilar Vizcaino, directora de Cáritas Diocesana de Huelva

¿Cuál es la radiografía de la pobreza en Huelva?

Nosotros siempre hablamos de los datos que tenemos sobre parroquias y servicios diocesanos. Las personas atendidas en Cáritas durante 2015 fueron 32.200 y, la mayoría, en atención primaria, con las necesidades básicas a través de los servicios de las Cáritas parroquiales (28.200 personas). El perfil suele ser de personas que demandan los recursos de necesidades básicas y de subsistencia de la familia en general.
Y podemos decir, de alguna manera, que a Cáritas se acerca el que no tiene nada y el que tenía menos que antes. Parece que se ha experimentado un proceso de empobrecimiento de gente que antes se mantenía estable y ahora no puede con el mismo nivel.

Efectivamente. La pobreza se ha ido radicalizando en ese sentido y, mientras hay porcentajes de población que cada vez tiene más recursos y posibilidades de poder acceder a una situación de riqueza, las necesidades de otros apenas llegan a cubrirse y eso se está generalizando a lo largo de los últimos años y con la crisis más aún.

Ya el pobre también lo tenemos en nuestro portal.

Y en nuestras propias familias. Desde los que no pueden mantener su alquiler o hipoteca, que es uno de los derechos básicos, hasta el que no es capaz de ponerse al día para hacer los pequeños esfuerzos de material escolar de los niños o el mantenimiento de recursos energéticos (gas, luz, agua…).

Otros colectivos a los que Cáritas dirige siempre la mirada son los inmigrantes y las personas sin hogar.

Son de los más excluidos que hay en la provincia de Huelva y la opción de Cáritas es siempre atender a aquellos que están sufriendo más consecuencias de desigualdad, de carecer de lo básico y de los derechos fundamentales que todas las personas tenemos y que en ellos se representa, sobre todo, en no tener una vivienda digna.

Es crucial el papel que desempeñan las parroquias.

Claro, si no fuera por las parroquias sería imposible. Ellas son las que atienden a la mayoría de las personas. Los servicios centrales se dedican más a proyectos que en las parroquias no podrían ser sostenibles porque no tendrían capacidad económica para poderlos mantener, como es el centro de Puertas Abiertas o las casas de acogida que tenemos. Las parroquias son las primeras que detectan la radiografía de la pobreza y de la exclusión en la diócesis.

Un mensaje para nuestros lectores en esta Semana de Erradicación de la Pobreza:

Yo animaría a todos a esta lucha que a todos incumbe. Debemos sentirnos conmovidos a luchar por esas situaciones de dignidad y de desigualdad que se dan en tantas personas que carecen de lo más básico y que no están tan lejos, están muy cerca. Los que disfrutamos de nuestros derechos no somos muchas veces conscientes de lo que les falta a otros, por lo que debemos luchar por la dignidad y la justicia de tantas personas que los están necesitando.

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