El sacerdote falleció el 14 de enero en Higuera de la Sierra, su pueblo natal, a los 86 años. No ha sorprendido la noticia de su muerte porque era una verdad conocida por todos la gravedad de su enfermedad, una verdad sentida y callada, íntimamente vivida por muchas personas, porque son muchos los que le han querido entrañablemente y guardan de él un profundo recuerdo y, casi en voz baja, sin querer creerlo siquiera, eran muchos los conocedores de su delicado estado de salud, como es también general el dolor por su muerte. D. Francisco Girón ha sido sacerdote siempre, amigo de Dios y amigo de los hombres y mujeres que se fue cruzando a lo largo de los años de su prolongada existencia.
Abogado de profesión, D. Francisco Girón, alternaba el ejercicio de su carrera con la dedicación a las responsabilidades de la Empresa familiar. Muchas veces hemos oído de su propios labios los preparativos de una próxima boda, que interrumpió la llamada de Dios a dedicar su vida al servicio de la Iglesia y de los demás, en el Sacerdocio. Cuántas personas son las que han dado muchas veces gracias a Dios por aquella de decisión de ser sacerdote que ha significado tanta cercanía, tanto amor, tanta entrega y servicio a muchas, muchísimas personas. Hizo sus estudios eclesiásticos en la Pontificia Universidad de Salamanca, y el 13 de Abril de 1963, fue ordenado sacerdote por D. Pedro Cantero Cuadrado, Primer Obispo de Huelva. Celebró su Primera Misa en Higuera de la Sierra. En esta Eucaristía participaron, además de todo el pueblo y sus innumerables amigos, la totalidad de los alumnos del Seminario de Huelva, que iba a ser el primer destino de su vida sacerdotal como Director Espiritual y Profesor. Muchos sacerdotes de hoy y en general todos los que entonces formaban parte del Seminario recuerdan aquel día, como es así mismo inolvidable para los seminaristas y sacerdotes el constante testimonio de la entrega de su vida sacerdotal y el ejemplo y estímulo que fue siempre para todos su sonrisa, su mirada limpia, profunda y serena, la confianza y el afecto que comunicaba a todos cuanto se acercaban a él. Su vida sacerdotal se puede expresar en pocas palabras, basta recordar sus responsabilidades dentro de la Diócesis, pero nadie, solo Dios sabe, puede explicar el inmenso bien que ha ido repartiendo en su vida para con todos, especialmente con los enfermos y los pobres que han sido sus preferencias, D. Francisco Girón ha dejado una profunda huella de sacerdote santo en la Huelva, tanto en la Ciudad y en la Sierra como en toda la provincia pues su labor ha llegado a todos los rincones de la provincia y de otros muchos lugares. Dos libros escritos por él, “Lo que mis ojos han visto” y “Los Santos, mis amigos” reflejan la fisonomía espiritual y humana, la inquietud social y la profunda sinceridad de su amistad y su amor.
Fue Director Espiritual del Seminario de Huelva alternando esta misión con la de Juez Eclesiástico, Vocal del Consejo de Administración y Director de la Comisión Económico-Social de la Diócesis. Más tarde fue nombrado Pro-Vicario General y Vicario Episcopal de la Zona Sur, ejerciendo otras responsabilidades de carácter diocesanas y pastorales, como Delegado del Clero, miembro del Consejo del Presbiterio y Arcipreste de Huelva. Fue muy amplia su labor en los Institutos Masculino y Femenino de Huelva como Profesor en el Nocturno y Director Espiritual de ambos Institutos, dejando un recuerdo imborrable en los innumerables alumnos y alumnas a los que con su habitual entrega y alegría dedicó mucho tiempo de su vida.
Tuvo, desde el principio de su sacerdocio, una dedicación plena a los Cursillos de Cristiandad, son incontables los Cursillos en los que él ha participado e inolvidable el testimonio de su palabra y el ejemplo de su vida en miles de cursillistas, testigos hoy de todo el bien que hizo y beneficiarios directos de toda su vida sacerdotal. En 1991 le nombraron Consiliario del Secretariado de Cursillos de Cristiandad, pero los Cursillos fueron para él su vida, confesaba que su descubrimiento de Jesucristo se debió a un Cursillo y su sacerdocio fue una manifestación continua de reconocimiento y gratitud al Movimiento de Cursillos. Otro lugar donde ha ejercido una dilatada y fecunda tarea pastoral es en la Parroquia de San Pablo, creada en 1975, fecha en la que él fue nombrado Primer Párroco, tarea que ha venido ejerciendo, junto a los sacerdotes D. Manuel Martín de Vargas, D. Manuel Salazar Monge, D. Pedro Carrasco Chacón y D. Eugenio Lobo Conde que fue nombrado Párroco Solidario en 2001, siguiendo D. Francisco como Moderador de la Parroquia. Es imposible poder resumir una tan intensa labor que quedará para siempre grabada en el corazón de todos los que le conocieron. Su dedicación a los pobres y su inquietud social, reconocida con la Medalla de Ordo de Andalucía que el último años le ha sido otorgada, ha quedado plasmada en el Patronato de la Fundación Virgen del Prado en Higuera de la Sierra y Sor Ángela de la Cruz en Escacena del Campo, así como en los muchos servicios que prestan las Asociaciones Valdoco y Agua Viva de las que D. Francisco ha sido alma y vida tal como le ha reconocido Huelva designando con el nombre de “Casa de Paco Girón”, unos de los centros de atención a la juventud de la obra social de Valdoco.
Descanse en paz tan santo sacerdote y sea Dios su recompensa; en Cristo siempre confió, nunca se apartó el nombre de Cristo de sus labios, era su fe y constituía el centro de su palabra en público o en privado, fue siempre predicador constante, un Cristo muerto y resucitado, glorioso y sonriente tal como él pidió que lo plasmara la Imagen que preside el Nuevo templo Parroquial de San Pablo de Huelva, construido también gracias a su entusiasmo y desvelo. El Señor conceda a D. Francis Girón el premio prometido a los servidores buenos y fieles y consuele a sus familiares y amigos la certeza de que goza ya de la vida eterna.
