Desde hace tiempo residía en la Residencia Santa Teresa Jornet, debido a su estado de salud. El Señor lo ha llamado a su presencia misericordiosa en este momento del estío veraniego, para recoger los frutos de su ministerio, a través del cual sembró la semilla del Evangelio.
D. Celestino nació en Puebla de Guzmán, en el seno de una familia cristiana, que pronto perdió a su padre, quedando huérfano muy pequeño. Sus padres fueron Andrés y Dolores. De esa familia salieron dos vocaciones sacerdotales: la de su hermano Andrés y la suya. Estudió en el Seminario Diocesano de Huelva, siendo ordenado presbítero por el Venerable Siervo de Dios José María García Lahiguera el 15 de abril de 1968. Inmediatamente se le asignó el cargo de Promotor de Vocaciones Sacerdotales, hasta que en 1969 fue nombrado Ecónomo de Mina Herrerías y Encargado de Mina Isabel. En el mismo año fue designado Cura Encargado de Sanlúcar de Guadiana y El Granado. Más tarde, en 1972, recibió la misión de Cura Ecónomo de Paymogo y ·Encargado de Mina Herrerías y Mina Isabel, hasta que en 1974 fue nombrado Ecónomo de San Bartolomé de la Torre y Tariquejos, donde permaneció durante quince años. En varias ocasiones, durante su estancia en San Bartolomé, tuvo otros cargos que compaginar, como Encargado de El Granado y de Villanueva de los Castillejos, de la que fue también Administrador Parroquial, y Administrador Parroquial de Villanueva de las Cruces y de Tharsis. Dada su valía intelectual, en 1986, se le nombró como Profesor de Filosofía en el Seminario Diocesano.
En 1989 fue designado Párroco de San Juan del Puerto, donde estuvo trece años. Fue Coodinador Diocesano del Movimiento Neocatecumenal, nombrado por Monseñor Rafael González Moralejo y Administrador Parroquial de Lucena del Puerto durante un año. En 2002 fue trasladado a Huelva, donde sirvió a las parroquias de Santa Teresa de Jesús y de San Juan de Ávila, en La Orden hasta su jubilación en 2018.
D. Celestino, hombre estudioso, se graduó en Magisterio y se doctoró en Pedagogía. Fue profesor universitario en la Universidad de Huelva, lo que compaginó con sus deberes pastorales. Su vocación pedagógica se translució también en su ministerio pastoral. Si algo lo caracterizó era su amor a la Palabra divina, siendo un gran divulgador de la Palabra de Dios, no sólo a través de la predicación, sino incluso con la edición de varios libros sobre la biblia, fruto de sus estudios bíblicos, y que pretendían divulgar popularmente la Palabra de Dios, sobre todo la extraída de los leccionarios de los tres ciclos litúrgicos. En las parroquias por las que pasó fomentó la devoción popular a sus patronos y otros santos desde el punto de vista de la predicación de sus cultos y de la edición de libros con el texto de dichas predicaciones. Otra característica del ejercicio de su ministerio fue el de la promoción de obras sociales y de caridad: cooperativas, residencia de mayores San Joaquín y Santa Ana en San Juan del Puerto, etc. Y fomentó también la cooperación con la misiones, a través del apadrinamiento de misiones africanas mediante campañas parroquiales de sensibilización de las comunidades a las que sirvió. También fue un gran colaborador de la Pastoral Penitenciaria, promoviendo en su parroquia el voluntariado de dicha pastoral y contribuyendo al sostenimiento de la misma.
Su espíritu de servicio y su empatía con las personas a las que servía le granjeó el cariño de muchos de sus feligreses. Ahora que ha sido llamado a la presencia de Dios, dando gracias por cuanto de bueno hubo en su vida, imploramos la misericordia del Señor, porque «la misericordia triunfa sobre el juicio» (St 2, 13). Descanse en Paz.
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