Este domingo se celebra el Día de Hispanoamérica con el lema «Con María, unidos en la Tribulación»

Este próximo domingo, 7 de marzo, se celebra el Día de Hispanoamérica,  bajo el lema «Con María, unidos en la Tribulación». El objetivo de esta jornada constituye una acción de gracias por los sacerdotes, religiosos, religiosas y laicos que se encuentran en el continente americano.

Con ocasión  de esta jornada recordamos a nuestros misioneros presentes en el continente americano, desde estas tierras desde donde partió el Evangelio para anunciar la Salvación a nuestros hermanos del otro lado del océano. Pero además, reconocemos la aportación de la presencia de la comunidad hispanoamericana en nuestras parroquias y comunidades.

Actualmente, hay 178 sacerdotes de la Obra para la Cooperación Sacerdotal Hispanoamericana (OCSHA) en América Latina, entre los que están nuestros sacerdotes diocesanos Vicente Venegas y Antonio Fidalgo, misioneros en tierras de Perú.  A ellos se les recuerda en esta jornada en la que, además, se invita a colaborar a través de la oración y la ayuda económica. Gracias a estas ayudas el año pasado se recaudaron 55.594, 20 euros en toda España para el apoyo directo de esta obra misionera.

La presidencia de esta Comisión invita a que el Día de Hispanoamérica se convierta este año en una llamada especial a la fe y a la solidaridad. El confinamiento que ha ocasionado la pandemia de la Covid-19 mantiene a las personas distanciadas y aterradas, por lo que, la fe es el instrumento fundamental para superar esta prueba.

Así nos lo contaba Antonio Fidalgo, desde la selva peruana de Chuquibamba Camaná en un video elaborado un vídeo para los alumnos del Centro de Formación Profesional Ntra. Sra. de las Mercedes de Bollullos del Condado, con motivo de la campaña del DOMUND pasada: «en la pandemia las necesidades de la gente ha sido mucha y toda la alimentación, todo lo que teníamos de ropa, de galletas, agua…, todas esas cosas las hemos ido repartiendo, como es natural, y se nos han acabados».

La humanidad entera y, con ella, toda la Iglesia, se encuentran ante el gran desafío de esta crisis sanitaria, que es también social y económica. Las necesidades materiales y espirituales son numerosas y urgentes, y los caminos de acción diversos, sin embargo, una primera lección que no deberíamos olvidar es que estamos todos en la misma barca, nuestras vidas se constituyen en relación, y para los cristianos, por el don del bautismo, en relación filial y fraterna. Esta es la buena y bella noticia que, generaciones y generaciones de misioneros anuncian con el testimonio de su vida.

Desde esta perspectiva, la celebración del Día de Hispanoamérica promovida, desde hace más de 60 años, por la Conferencia Episcopal Española, constituye un momento de profunda acción de gracias por los sacerdotes, religiosos, religiosas y laicos, que se encuentran en misión en el continente americano. Es también momento de oración suplicante «al Dueño de las mies para que envíe obreros a su mies» (Mt 9, 38), y suscite nuevas vocaciones misioneras.

«Unidos bajo el manto de María, y en relación filial, estamos todos llamados a continuar, bajo su guía y protección, una renovada acción evangelizadora que nos haga salir de nuestras seguridades, y nos lleve a construir una cultura más humana y más cristiana, y así escribamos, con Ella, una nueva historia de esperanza». Así se expresa el cardenal Marc. Ouellet,  presidente de la Pontificia Comisión para América Latina en su mensaje con ocasión de esta jornada.

Precisamente, fue la imagen de María, bajo la adveración de Virgen de los Milagros, testigo de excepción de los históricos acontecimientos del descubrimiento y evangelización de América. Ante la pequeña imagen de la patrona de Palos de la Frontera, que custodia la comunidad franciscana de La Rábida, oraron Colón, los Pinzón y los hombres que participaron tanto en la primera expedición colombina como en aquellas posteriores que partieron hacia América desde estas tierras. Asimismo, en sus visitas al monasterio franciscano, se postraron ante ella, entre otros, Hernán Cortés, Gonzalo de Sandoval (que falleció en el monasterio y fue enterrado en el mismo) o Francisco Pizarro. Y a su protección se acogen los pueblos de América  cuyos escudos decoran su ráfaga, nombrada «Madre de España y América» por San Juan Pablo II el 14 de junio de 1993, el día que el Santo Papa la coronara canónicamente, siendo la única imagen mariana de España coronada por un Papa.

La advocación de “Los Milagros” tiende un especial puente en este encuentro de culturas de un pueblo que, bajo una misma fe, implora a Cristo y su Madre, en especial, en este tiempo de pandemia. Y es que, el pueblo peruano venera la imagen pictórica del Cristo de los Milagros con extraordinaria devoción, especialmente en el mes de octubre. Es por eso que, hace ya tres años, la parroquia de San Rafael Arcángel de Huelva, acoge una misa en honor del Santo Cristo de los Milagros de Perú que fue solicitada por un grupo de sus devotos que forman la “Asociación Peruana Inti Raymy” y la “Asociación Iberoamericana Jauja” ambas de nuestra ciudad. Así nos lo cuenta su párroco, José Manuel Barral:

Hace tres años nos solicitaron poder reunirse para dar culto a esta imagen, que es una pintura de un crucificado que a los pies tiene a su Madre y al discípulo amado. El interés que tuvieron desde un primer momento nos hizo abrirles las puertas de nuestra Parroquia y ponerla a su disposición para que se pudieran reunir, festejar juntos y compartir la añoranza, tan lejos de su patria, de la fe con la que habían crecido y que querían seguir manteniendo aquí entre nosotros.

Las primeras celebraciones, cuando la situación lo permitía, venían seguidas de un encuentro de convivencia en los salones de nuestra Parroquia en la que se ofrecían comidas que, en Perú, compartían entre las familias y amigos para celebrar el amor y la devoción que sienten al Señor de los Milagros. A cambio, en las nuevas celebraciones usan las tecnologías a su alcance para compartir por redes sociales con los hermanos que siguen estando allá, en su país de origen.

Para nuestra Parroquia es un honor poder ofrecer lo que somos y tenemos a unos hermanos que comparten nuestra misma fe. Con sencillez, les facilitamos un lugar de encuentro y de culto que les permite seguir manteniendo sus lazos de amistad y sus sentimientos de pertenencia a una tradición que han dejado a kilómetros de distancia, pero que siguen manteniendo viva, aquí entre nosotros. Pero también, para los que vivimos la fe diariamente en esta Parroquia, nos admira la manera de hacer las cosas de estos hermanos, su devoción sencilla y profunda, el cuidado de tantos detalles con los que quieren vivir y quieren compartir con nosotros lo que sienten y lo que creen. Sin duda que acogerlos nos ha enriquecido como comunidad cristiana y al mismo tiempo nos ha permitido tener entre nosotros a la imagen del Señor de los Milagros, que nos habla de aquellos que dejaron atrás su tierra, familia y amigos, pero que siguen viviendo con gran autenticidad su fe en Cristo y la gratitud por su inmenso amor.

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