La Diócesis de Huelva vivió este miércoles un día memorable en Roma con la peregrinación organizada por la Hermandad Matriz de Almonte en el marco del 30 aniversario de la histórica visita de San Juan Pablo II a El Rocío. El punto culminante fue la audiencia general con el Papa Francisco, en la que Mons. Santiago Gómez Sierra, Obispo de Huelva, representó a la comunidad rociera.
El evento congregó a 900 peregrinos, acompañados por el sonido inconfundible del tamboril y la presencia solemne del Simpecado Verde, que bendijo cada rincón de la Ciudad Eterna por donde pasó. La comitiva, que reunió a representantes de 120 hermandades del Rocío, destacó por su devoción y espíritu festivo, llevando a Roma el alma del Rocío.
Durante la audiencia, el Santo Padre Francisco saludó a la delegación rociera, que le expresó su profundo agradecimiento por recibirlos y por su cercanía pastoral. Aprovechando la ocasión, la Hermandad Matriz extendió una invitación formal al Pontífice para que visite El Rocío. Aunque no ha trascendido la respuesta del Papa, el gesto fue recibido con gran esperanza por los presentes.
La Santa Eucaristía en el Altar de la Cátedra de San Pedro
Uno de los momentos más significativos de esta peregrinación fue la celebración de la Santa Eucaristía en el majestuoso Altar de la Cátedra de San Pedro, en la Basílica Vaticana. El Simpecado de Almonte presidió la ceremonia, siendo un símbolo central de devoción para los asistentes. La liturgia estuvo enriquecida por el acompañamiento musical del ‘Coro de las Hermandades’, compuesto por 45 integrantes de las distintas hermandades participantes, quienes interpretaron cantos que llenaron la basílica de una atmósfera de fervor y espiritualidad.
El rezo de la Salve y un Simpecado entronizado en Roma
El acto culminó con un emotivo rezo de la Salve en la Ciudad del Vaticano, marcando un momento de conexión espiritual entre los rocieros y el Pontífice. Además, el Simpecado de la Hermandad Matriz fue entronizado en la iglesia Nacional Española de Santiago y Montserrat, un gesto simbólico que cierra unas jornadas únicas para la comunidad rociera.
La peregrinación ha sido un hito en la historia de la devoción mariana, reafirmando el vínculo entre El Rocío y la Iglesia universal. Mons. Gómez Sierra destacó la relevancia de esta visita como una oportunidad para “renovar la fe y dar testimonio de nuestra tradición en el corazón de la cristiandad”.
El eco de la devoción rociera resonó con fuerza en Roma, dejando una huella imborrable que será recordada por todos los participantes como una experiencia única e inolvidable.
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