Los autores espirituales de los siglos XVII y XVIII, al contemplar los momentos de dolor de Jesús trasladados a su infancia, aúnan los sentimientos de ternura infantil con la dureza de la pasión, consiguiendo así un fuerte contraste, tan querido por la estética barroca.
El tratadista de iconografía Interian de Ayala, en su obra Pictor christianus eruditus (1730) lo acepta plenamente. Así habla “de otras Imágenes de la Infancia, y puericia de Jesu-Christo, que no tanto pertenecen á la historia, quanto son objeto de piadosas meditaciones. Tales son: el que le pintan durmiendo sobre la Cruz, poniéndole por almohada el cránio, ó calavera de un hombre: Que abiertas las manos está recibiendo la Cruz, que le traen, y ofrecen los Angeles: Que está llevando en sus manos, y hombros los instrumentos de la Pasión; y otras de esta clase”. Es legítimo, porque “Christo Señor nuestro desde el primer instante de su concepción, aceptó espontáneamente la muerte, y acerbísima Pasión, que le impuso su Eterno Padre, viviendo siempre aparejado para ella, y pensando en ella muchas veces: sabiendo muy bien, que con su muerte vencería á la misma muerte, y al demonio” [1].
Veamos algunos ejemplos del patrimonio artístico onubense.
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Localización: La Granada de Riotinto, Parroquia de Ntra. Sra. de la Granada.
Autor: Antonio Susillo Fernández
Año: 1885
Material: Escultura en barro cocido y policromado
Medidas: 0,78 m.
A diferencia de la Virgen del Reposo, aquí es la Virgen la que duerme y el Niño el que está despierto. La Virgen, sentada en un rico sitial, viste hábito de terciaria franciscana de color gris, con cordón y capucha. Su rostro esboza una leve sonrisa en su místico sueño. Sobre su regazo, el Niño Jesús desnudo abre sus brazos y cruza los pies, adoptando la forma de un crucificado. Levanta su cabeza al cielo, con una mirada de abandono en los designios de Dios.
En otra hornacina se halla un grupo escultórico de San José con el Niño, pareja de esta imagen. En ella aparece la firma y la fecha: A. Susillo. Sevilla. 1885. Ambas figuras fueron donadas a la parroquia por la baronesa de Brelauville[2].
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Localización: La Palma del Condado. Ermita de Ntra. Sra. del Valle.
Autor: Lorenzo Ramírez. Málaga
Año: 1742
Material: Escultura en madera policromada
Medidas: 0,60 m.
Jesús Niño es representado en la premonición de su pasión salvadora, portando la cruz en la izquierda y la corona de espinas en la derecha. Inclina ligeramente la cabeza para mirar al cielo, con los ojos llorosos, lo que da nombre a esta figuración, como “El Niño de las Lágrimas”. Sobre su cabeza brillan las tres potencias, símbolo de la Trinidad, afirmando que la naturaleza humana de este Niño está unida a la naturaleza divina, y que su voluntad humana acepta la voluntad divina de redimir a los hombres por su dolorosa pasión. Viste túnica corta bordada, y se eleva sobre un cojín y una peana, en la que figura la firma: “Lavrentivs Ramires Ft Malace 1742”. Recibe culto de la Hermandad del Nazareno en la Ermita del Valle, de La Palma. Figuró en la exposición Ave verum Corpus, en 2004[3].
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Localización: Manzanilla. Ermita de Ntra. Sra. del Valle.
Autor: Círculo de Juan Bautista Vázquez el Mozo
Año: h. 1590
Material: Escultura en madera policromada
Medidas: 0,28 x 0,76 x 0,27 m.
Jesús Niño aparece como en un sueño premonitorio de la pasión y muerte en cruz. Los ojos cerrados, pero con semblante de tristeza y angustia. El abundante pelo forma bucles en las sienes y en la frente, como será común en los escultores del primer barroco. Desnudo, descansa sobre un lecho. Se apoya con el brazo derecho flexionado sobre una calavera, mientras el izquierdo toma una pequeña cruz arbórea. El simbolismo nos lleva al Calvario, Monte de la Calavera, donde la tradición sitúa la tumba de Adán, sobre la que se levantó la cruz, y sobre la que cayó la sangre salvadora de Cristo. La propia desnudez nos sugiere que estamos ante el nuevo Adán. Figuró en la exposición Ave verum Corpus, en 2004[4].
Manuel Jesús Carrasco Terriza
[Publicado en Huelva Información, 13-02-2025, pág. 15]
[1] Juan INTERIAN DE AYALA, El pintor christiano, y erudito, ó tratado de los errores que suelen cometerse freqüentemente en pintar, y esculpir las Imágenes Sagradas, Madrid, Joaquín Ibarra impresor, 1782, tomo I, Libro II, Cap. VI, 6. p. 251.
[2] Juan Miguel GONZÁLEZ GÓMEZ, Manuel Jesús CARRASCO TERRIZA, Escultura mariana onubense. Historia. Arte. Iconografía, Huelva, 1981, pp. 141-142. GONZÁLEZ GÓMEZ, Juan Miguel, Dos esculturas de Antonio Susillo en la iglesia parroquial de la Granada de Riotinto (Huelva). «Actas del II Congreso Español de Historia del Arte. Valladolid, 11-12 de octubre de 1978», t. II, pp. 27-29.
[3] J. M. GONZÁLEZ GÓMEZ, “Niño pasionario”, en Catálogo de la Exposición Ave verum Corpus, Córdoba, Publicaciones CajaSur, 2004, pp. 160-161.
[4] M. J. CARRASCO TERRIZA, “Niño Jesús dormido sobre la cruz y la calavera”, ibidem, pp. 162-163.
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