La adoración al Hijo de Dios nacido en Belén. Puerto Moral. Taller de Jorge Fernández Alemán (h. 1508-1526). Altorrelieve en madera policromada (0,86 x 1 m.). Parroquia de San Pedro y San Pablo.
La escena compendia los relatos del nacimiento de Jesús, narrados en el evangelio de San Lucas (Lc. 2, 1-20) y en la tradición del apócrifo Pseudo Mateo (cap. XV), que completa la escena con la presencia de la mula y el buey, en cumplimiento de la profecía de Isaías: “El buey conoció a su amo, y el asno el pesebre de su señor” (Is 1,3) y la de Habacuc: “Te darás a conocer en medio de dos animales” (Hab 3, 2).
El artista ha situado la escena evangélica en medio de ruinas clásicas, para expresar la superación del paganismo por el evangelio de Jesucristo. Sobre un espacio abierto se levanta el portal, formado por tres ámbitos, articulados por cuatro pilastras cajeadas, rematadas en capitel corintio. Al fondo se abre un paisaje de rocas, árboles y arbustos. En el ángulo superior izquierdo, dos pastores, vestidos con túnicas cortas y cubiertos con caperuzas, danzan de alegría, mientras otro, sentado, toca la flauta, celebrando la noticia dada por el ángel. Ya en el portal, vemos en un segundo plano a un pastor, vestido con gabán rojo y tocado con la caperuza, que sonríe gozoso ante el Niño. El asno y el buey, tras el pretil, dan calor al Niño con su aliento.
En el centro del primer plano, el Niño recién nacido, desnudo, reposa sobre un pesebre en forma de gran cesto redondo, de mimbre trenzado y lleno de pajas. La Virgen Madre, arrodillada y con las manos juntas, adora a su divino Hijo. Con todo recogimiento, los ojos bajos, viste traje jacinto y manto azul, y se cubre con un velo blanco, bajo el que se prolonga una ondulada guedeja de dorado cabello. San José, a la izquierda de la escena, abre los brazos, en un gesto de admiración, mientras contempla fijamente al Niño. Viste ropa de caminante, túnica larga de color rojo y mantelete sobre los hombros. Se cubre con media gorra de fieltro con la vuelta bajada, al uso de la época.
Es evidente que esta obra depende de la misma escena que aparece en el retablo mayor de la catedral de Sevilla, realizada por Jorge Fernández Alemán, entre 1505 o 1508 y 1526. La similitud de las figuras principales de ambos retablos -Sevilla y Puerto Moral- no puede ser más estrecha, tanto en los rostros y en el cabello, como en la indumentaria. La Virgen, delicada y contemplativa, de cabello dorado y ondulado; San José, rudo y fuerte, de pelo y barba de guedejas negras y abultadas. María, con túnica, manto y velo; José, con ropón, mantelete, correa, bolsa y gorra en José. Las diferencias estriban en las figuras secundarias y en los detalles de fondos arquitectónicos y paisajísticos.
El relieve, junto con el retablo de la Virgen de la Cabeza, del que forma parte, fue restaurado por Miguel Ángel Mercado Hervás en 2005-2006.
La adoración al Hijo de Dios nacido en Belén. Valverde del Camino. Juan Antonio Rodríguez Hernández. Pintura al óleo sobre lienzo (2 x 1 m. aprox.) 1950-1952. Parroquia de Ntra. Sra. del Reposo.
Adaptándose al formato vertical de las calles del retablo, el pintor presenta la escena del Nacimiento sobre un fondo de arquitectura popular semirruinosa. En el eje de la composición se sitúa José de pie, con las manos juntas en actitud de adoración; María sentada, cerca de las pajas del pesebre, con túnica jacinto y manto azul, y el Niño Jesús, dormido sobre blancos lienzos, en su regazo. Les rodean una anciana, que trae un pan, y un joven con ella; al otro lado, tres pastores, uno de ellos con una paloma, y otro arrodillado adorando al Niño. Dos angelitos desnudos sobrevuelan la escena. Admiramos la conjunción del realismo de las figuras con la piedad que se desborda en los rostros y actitudes.
El lienzo del Nacimiento está situado en el retablo mayor de la parroquial, diseñado por Pablo Legot en 1630, y realizado entre 1666 y 1669 por artesanos locales en yeso. Consta de cinco calles y dos cuerpos, más el ático. En el camarín central se venera la imagen de la Virgen del Reposo. Además de tres hornacinas con las esculturas de San Pedro, San Crispín y San Isidoro, los demás fondos se cubren con pinturas de Juan Antonio Rodríguez Hernández, hijo de Rafael Blas Rodríguez, con escenas de la vida de la Virgen y de Jesús: Nacimiento de la Virgen, Presentación de la Virgen en el templo, Desposorios de la Virgen y San José, La Anunciación, Visitación de la Virgen a su prima Santa Isabel, Adoración de los pastores, Presentación de Jesús en el templo y Purificación de María, y la Venida del Espíritu Santo.
Manuel Jesús CARRASCO TERRIZA
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