Cáritas obligada a reducir servicios y programas

Inmersa en una profunda reestructuración debido a la merma de recursos.

Desde hace varios años hemos venido informando del aumento de personas atendidas en nuestros servicios de acogida, que en tan sólo tres años ha crecido en más de un 70%, mientras los recursos estaban estancados y empezaban a disminuir. A pesar de este aumento hemos conseguido mantener los servicios, aunque la capacidad de respuesta se ha visto lógicamente afectada. Sin embargo las cosas se han complicado en las últimas semanas.

El bloqueo que ha sufrido el Convenio que Cáritas mantenía con la Consejería de Igualdad y Bienestar Social de la Junta de Andalucía ha obligado a Cáritas a hacer una profunda reestructuración. Hablamos, en toda Andalucía, de 1,49 millones de euros, y en Huelva de un total de 314.000 euros. Desde Enero hasta la fecha Cáritas ha mantenido, con fondos propios, ese desajuste en el presupuesto, que se elevará a 100.000 euros durante el 2012. Pero se hace imposible seguir aumentando ese impago por más tiempo.

La actual estructura de Cáritas en Huelva es fruto de muchos años de trabajo, con el objetivo de ofrecer a las personas en situación de exclusión y pobreza un itinerario lo más accesible y completo posible, desde el Centro Puerta Abierta, que pretende paliar las situaciones de extrema pobreza, hasta el Programa de Empleo, que con sus espacios formativos y de intermediación laboral, permite a las personas completar su inserción social. Cáritas, en nombre de la Iglesia de Huelva, ofrece un itinerario de inserción social que va mucho más allá de la mera asistencia social, aún sin renunciar a ella.

Esta estructura es la que ahora se tambalea. Casi un tercio del personal técnico de Cáritas dependía del Convenio con la Junta, lo que ahora supondría una merma importantísima de nuestros servicios. Desde hace varias semanas se ha estado trabajando en buscar la mejor forma de solventar estos recortes. Los trabajadores de Cáritas han decidido renunciar a una parte de su salario, reduciendo también la jornada laboral, para así limitar los despidos y poder mantener los servicios más significativos, al mismo tiempo que se modifica funciones y horarios.

Hay varias cosas que están en juego: por un lado la situación de los trabajadores. Despedir a hombres y mujeres que estaban plenamente dedicados al trabajo con los más pobres, en nombre de la Iglesia, es siempre duro. Mucho más aún en esta coyuntura de crisis. Por otra parte los que se quedan han visto recortados sus salarios y ampliadas sus funciones, en un ejercicio de generosidad que hemos de reconocerles. El compromiso de Cáritas es revertir esta situación a partir del año que viene.

También está en juego, y esto nos preocupa aún más, la realidad de los servicios que prestamos. Por un lado el Centro Puerta Abierta se verá obligado a reducir sus horarios de atención y su capacidad de acogida. Ya en el 2011 atendimos a 535 personas en situación de exclusión extrema, sin hogar o con graves carencias sociales., un 35% más que el año anterior. La reducción del personal técnico y la asignación a los gastos de funcionamiento del centro obligará a reducir, necesariamente, el número de personas que atendemos. Esto traerá consigo la imposibilidad de atender en el centro a temporeros y transeuntes que llegan a nuestra ciudad y que encuentran en este centro la posibilidad de asearse, consignar sus pertenencias o desayunar.

Por otro lado el Centro de acogida Santa María también se verá afectado. Desde Cáritas se había hecho una apuesta por aumentar las plazas de acogida, y actualmente estamos embarcados en el acondicionamiento de las instalaciones que la Iglesia tiene en la calle Cantero Cuadrado. Esto supondría aumentar las plazas de acogida hasta 20. La reducción de personal pone en riesgo la apertura de la casa para enfermos y la casa de acogida de familias en dicho centro. Es decir: de esas 20 plazas tan sólo podrían ofertarse 14 con la actual coyuntura. Lo cual se suma a la reducción de 12 plazas en los pisos semitutelados, ante la imposibilidad de atenderlas.

Los cambios de funciones en los distintos programas afectarán también, de forma significativa, a la animación comunitaria, al trabajo en los asentamientos de inmigrantes y a distintas acciones del programa de Empleo, Familia y Administración. En definitiva: es un momento decisivo, y Cáritas hace un triple llamamiento. Por una parte a la comunidad cristiana, a la Iglesia de la que forma parte y en la que encuentra el origen de su misión social; por otra parte a la ciudadanía en general, que siempre se ha mostrado generosa y ha confiado en nuestra labor; y por último a las Administraciones locales y autonómicas que han delegado en Cáritas y en otras organizaciones sociales, parte de sus responsabilidades en materia social.

A la comunidad cristiana: le pedimos que sean especialmente cuidadosos con la acción de Cáritas. Hay casi mil voluntarios en toda la Diócesis, que sustentan gran parte del trabajo de la entidad. Pero este voluntariado no podrá sustituir el personal técnico remunerado, porque son funciones complementarias, aunque sí pueden hacer un esfuerzo mayor para evitar que los servicios se resientan. El Centro Santa María, que acoge a personas en situación de exclusión social, es el que se verá más afectado y necesita reforzar su equipo de voluntarios si queremos garantizar una asistencia de calidad.

A la sociedad en general: les pedimos un plus de generosidad. Son muchos los socios y amigos de Cáritas que sostienen nuestra labor. Les pedimos que permanezcan con nosotros, que sigan confiando en nuestra gestión. Sabemos que son tiempos difíciles para todos, pero qué duda cabe que estos colectivos que atendemos no se merecen ni un solo golpe más, ni un solo recorte más. Es por ello que, precisamente en tiempos de crisis, haya que reforzar el tejido de socios, y encontrar nuevas formas de financiación para nuestro trabajo social. En paralelo reiteramos nuestra invitación a sumarse al voluntariado de Cáritas, en alguna de las múltiples tareas que tenemos pendientes.

A las Administraciones: somos conscientes de que gran parte de la labor de Cáritas es subsidiaria, y que corresponde a las Administraciónes de una Sociedad del Bienestar asumirlas a medio-largo plazo. Pero es innegable la contribución que nuestra entidad y otras muchas han hecho en el trabajo contra la pobreza y la exclusión. Hemos defendido, desde el comienzo de la crisis, que los recortes no deberían afectar a estos sectores desfavorecidos, que no han disfrutado de la étapa de bonanza, ni son en absoluto responsables de la situación actual. Por eso tenemos que exigir a las Administraciones que cumplan sus compromisos de financiación al Tecer Sector de acción social. El empeoramiento de las condiciones de vida de los sectores empobrecidos pueden suponer una fractura social irreparable y de consecuencias imprevisibles.

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