El inicio de la HOAC en Huelva parte de un grupo de ocho jóvenes en un constante empeño de ser fieles al Evangelio de Jesús de Nazaret, que estaban descubriendo en su caminar en el Centro Juvenil Salesiano.
La experiencia de esta fe les llevaba a trasladarla a cada momento y situación vital que se les ponía por delante. Desde estas premisas, los que estaban a punto de iniciar el servicio militar se plantean la objeción de conciencia y la no violencia; los que se incorporan a la vida laboral y descubren las injusticias que se van produciendo entienden que, desde la fe, eso no es aceptable e inician su andadura en los sindicatos; los que comenzaban a diseñar un proyecto de familia deciden que tienen que hacerlo en un barrio obrero y de gente sencilla. Todas estas decisiones se toman después de compartirlas, reflexionarlas y orarlas en esa pequeña comunidad de los ocho.
Esta fe que estaba creciendo y desarrollándose en nosotros no encontraba, en nuestra diócesis, el espacio eclesial necesario para cultivarla. Por otro lado, teníamos la experiencia de que algunos de nuestros amigos, muy metidos en el compromiso, acabaron, con el tiempo, por abandonar sus prácticas religiosas y otros, por el contrario, abandonaron el compromiso ya que lo vivían como incompatible con su fe. No queríamos que nos pasara a nosotros lo mismo y no sabíamos muy bien cómo abordarlo.
En esta situación andábamos, cuando algunos de nosotros asistimos a un cursillo denominado “Fe y Cultura”, en una parroquia obrera de Huelva (San Pablo). El cursillo lo impartía un militante de la HOAC de Sevilla (Pepe Morales) y descubrimos que los contenidos del cursillo planteaban de fondo la síntesis entre fe y compromiso que andábamos buscando, por lo que decidimos contactar con esta persona y expresarle nuestras inquietudes.
Este fue el embrión de la HOAC en Huelva. Durante estos cuarenta años, se han ido incorporando militantes y equipos y también han abandonado. Hemos tenido la oportunidad de crecer y madurar en la espiritualidad necesaria para desarrollar nuestra fe y el compromiso al que esta nos invita en el mundo obrero. Un mundo complicado y apartado de nuestra iglesia. En ocasiones, con razón. Hemos crecido en la vivencia y experiencia de la Comunión de Bienes, de Vida y de Acción como comunidad Hoacista, desde las diferentes situaciones vitales que han ido surgiendo por el camino; con el mundo obrero, compartiendo especialmente sus sufrimientos desde la cercanía y la Comunión de Bienes; y con el resto de nuestra Iglesia, poniendo en común nuestras fuerzas y capacidades para trabajar juntos por un mundo del trabajo que integre a todas las personas, especialmente a las más vulnerables.
Hemos aprendido, y seguimos haciéndolo, a ponernos de parte y al lado de las personas más empobrecidas del mundo del trabajo, en este intento por presentarles el mensaje de Jesús de Nazaret como la Propuesta de Liberación que necesitan para recuperar la dignidad arrebatada por las malas condiciones de trabajo. Condiciones de trabajo que les impiden desarrollarse como Dios quiere: integrados en una sociedad que los acoge y con todas las posibilidades para desarrollarse de forma personal, familiar y social. Por ello nos empeñamos en acompañar, estando presentes y compartiendo, a todas aquellas realidades del mundo del trabajo más precarizado y empobrecido, que a su vez luchan por salir de esa situación.
Durante estos cuarenta años también hemos tenido muchos errores, hemos pecado y hemos sentido la misericordia del Padre abrazándonos y animándonos a continuar a pesar de las caídas y los golpes recibidos, en unos casos por nuestro mal hacer y en otros por las incomprensiones de nuestros compañeros y compañeras de trabajo y de compromiso. También por las incomprensiones de nuestra propia Iglesia.
La HOAC, en nuestra diócesis, la iniciamos ocho personas en el año 1981, entrando oficialmente como diócesis en la Asamblea General de 1983 cinco personas. En este caminar han formado parte de la HOAC muchas personas que han militado junto a nosotros y otras muchas que, sin serlo, siguen compartido muchos espacios, acompañando en sus luchas a personas trabajadoras en situaciones de precariedad y vulnerabilidad, o participando de nuestros espacios de formación en cursillos, jornadas de espiritualidad y espacios de reflexión y diálogo. Todas ellas son parte de nuestra historia y de lo que somos.
En la actualidad, la HOAC de Huelva la formamos quince personas, repartidas en tres equipos de vida, reuniéndonos semanalmente para seguir el Plan de Formación. Dos equipos están haciendo la Formación Permanente y otro el Plan Básico de Formación Cristiana.
Es esta una ocasión para dar gracias al Padre-Madre, porque sigue cuidando de nosotros y nosotras, manteniéndonos el deseo original, a pesar de los años, de seguir trasladando nuestra experiencia de fe a cada momento y situación vital que se nos sigue poniendo por delante. En nuestras situaciones vitales actuales, enfermedad, jubilación, trabajos precarios, cuidado de mayores,… seguimos soñando con el trabajo digno y nos empeñamos en construir prácticas de Comunión que nos conduzcan a ello. Os animamos a leer el Cuaderno HOAC 22 que habla de cómo se puede ir poniendo en práctica este sueño.
Un abrazo en Cristo Obrero y hasta mañana en el Altar.
Milagros Villamarín, responsable de compromiso de HOAC-Huelva
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