El canónigo Manuel Millán ha sido el encargado de celebrar la Misa correspondiente al mes de agosto
El pasado 16 de agosto, y dentro del compromiso aceptado por el cabildo de la catedral de Guadix, el canónigo Manuel Millán celebró la Eucaristía en el santuario diocesano de San Torcuato, en el paraje de Face Retama. El compromiso es el de celebrarla el día 15 de cada mes, siempre que no coincida en domingo. Como este ha sido el caso en el mes de agosto, la Eucaristía se ha trasladado al lunes 16, con gran asistencia de fieles y peregrinos. Se trata de una celebración que invita a sentirse unidos a los orígenes de la fe en la diócesis de Guadix, al tiempo que se puede disfrutar del paisaje, ya que Face Retama se encuentra en el corazón del Geoparque de Granada
A la Misa acudieron personas de distintos lugares de procedencia: Jérez del Marquesado, que ayudaron a cantar con sus guitarras y sus voces Purullena, algunos antiguos Cateros de Benalúa, Guadix, Madrid, Sevilla, Almería, religiosas Hijas de la Sagrada Familia y Obreras del Corazón de Jesús y Fonelas, la parroquia de Manuel, que está muy cerca de Face Retama. Se dio cita un número elevado de peregrinos que rondó las 100 personas.
Durante la homilía se destacó la figura de San Torcuato como mártir que sembró la semilla de la fe hace 2000 años en aquel paraje desértico y que es capaz de dar fruto cada año en la vida de tantas personas como abrazaron y abrazan la fe. Pero Torcuato también es evangelizador, anunció el Evangelio de Jesucristo a los hombres y mujeres de su tiempo y lo sigue haciendo hoy. Lo mismo que tenemos que hacer todos nosotros para ser transmisores de la fe, heraldos del evangelio.
Un momento especial fue la renovación de las promesas bautismales en aquel entorno tan significativo para la diócesis accitana, en el que se sembró la primera semilla del Evangelio. Los asistentes lo vivieron con la emoción de sentirse vinculados a una historia de fe de más de 2000 años,
Con la veneración a las reliquias y a la tumba del obispo mártir, acabó la celebración, no sin antes darle las gracias a los presentes por acudir a la Eucaristía en una tarde de mucho calor, en la que los termómetros marcaban 39 grados.
Manuel Millán
Párroco de Fonelas