El Evangelio de Mateo está escrito por un judío y está dirigido a una comunidad cristiana primitiva de mayoría judía, en donde algunos de sus miembros no reconocen en Jesús al Mesías anunciado en el Antiguo Testamento y esperado por el pueblo de Dios, al mismo tiempo que consideran que la salvación solo es para Israel y no para el resto de la Humanidad.
El evangelista trata de afirmar con este relato de la adoración de los magos (sabios, astrólogos, sacerdotes… de Oriente) que verdaderamente en Jesús se cumplen las profecías mesiánicas y que la salvación que nos trae es universal y para todos los pueblos y razas. Todos somos hermanos en Jesucristo, y el amor de Dios no entiende de fronteras y desigualdades.
Dios está con nosotros y se oculta en la humanidad de un niño que es encontrado y adorado solo por quienes tienen fe, representada en la estrella. En la oscuridad de la noche permanecerán aquellos que solo tienen fe en sí mismos y en sus ambiciones.
Jesucristo es rechazado por quienes, como el rey Herodes, los Sumos Sacerdotes y los Maestros de la Ley, viven en el pecado y la corrupción que incitan al mal y a asesinar al niño, al que sienten como una amenaza de su poder y soberbia. Por eso solo las personas humildes y de bien encuentran a Dios.
Emilio J., sacerdote