
JUEVES 8 DE MAYO – CON MI PALABRA
Las palabras tienen un enorme poder. Con ellas podemos construir o destruir, bendecir o maldecir, animar o desanimar. Muchas veces hablamos sin pensar en el impacto de nuestras palabras: una crítica, un comentario sarcástico, un cotilleo… pueden herir profundamente.
Jesús nos enseña que nuestra boca debe ser un instrumento de amor, de verdad y de bendición. Él siempre usó sus palabras para sanar, para perdonar, para enseñar con amor.
Escuchamos la Palabra
Malas palabras no salgan de vuestra boca; lo que digáis sea bueno, constructivo y oportuno, así hará bien a los que lo oyen (Ef 4,29).
Para reflexionar
¿Cuántas veces hemos dicho palabras de las que luego nos arrepentimos? Un mal comentario, una burla, un grito… pueden marcar el corazón de una persona. Al mismo tiempo, una palabra de aliento, un «gracias», un «te quiero» pueden llenar de esperanza a alguien que lo necesita.
Jesús nos muestra un camino distinto:
• Con su palabra perdonó: «Tampoco yo te condeno» (Jn 8,11).
• Con su palabra sanó: «Levántate y anda» (Mt 9,6).
• Con su palabra enseñó: «Bienaventurados los que lloran, porque serán consolados» (Mt 5,4).
Hoy podemos elegir cómo usar nuestras palabras. Podemos ser fuente de vida o de dolor. ¿De qué está llena mi boca? ¿De bendición o de crítica?
Pensemos:
• ¿Cómo hablo de los demás cuando no están presentes?
• ¿Uso palabras que hieren o que animan?
• ¿Soy consciente de que mis palabras reflejan lo que hay en mi corazón?
Una canción para hoy
— Tus palabras, Señor, son Espíritu y vida. Athenas. ww.youtube.com/watch?v=NtAiACRbW4c
— Tu palabra es mi delicia. Jésed. www.youtube.com/watch?v=iykrink1UVQ
Compromiso
Hoy te invito a hacer el esfuerzo de no quejarte ni criticar a nadie. En su lugar, busca decir al menos tres palabras de ánimo o gratitud a las personas con las que te cruces.
Oración
Concédenos, Señor, hablar todas las lenguas del mundo contemporáneo: de la cultura y de la civilización, de la renovación social, económica y política, de la justicia y la liberación, de la información y de los medios de comunicación social. Concédenos anunciar por todas partes y en todas las cosas tus grandes obras. ¡Que venga tu Espíritu! Que renueve la faz de la tierra por medio de «la revelación de los hijos de Dios» para llegar a ser para ti, en los hermanos. Amén.