
MARTES 6 DE MAYO – CON MI OLFATO
El olfato es el sentido que nos abre a un mundo de experiencias que van más allá de lo evidente. Imagínate por un momento: el olor de las tostadas que tu madre te prepara por la mañana, el olor a tierra mojada después de la lluvia, el perfume de las flores en un jardín, o incluso el olor de las páginas de un libro antiguo. Cada uno de estos olores evoca recuerdos, despierta emociones y nos transporta a momentos específicos de nuestra vida.
El olfato es mucho más que una simple herramienta para detectar olores agradables o desagradables. Es un sentido profundamente conectado con nuestra memoria y nuestras emociones. Por eso, un simple olor puede desencadenar recuerdos vívidos y sentimientos intensos que creíamos olvidados. En un mundo cada vez más dominado por lo visual y lo auditivo, el olfato nos invita a detenernos, a prestar atención a los detalles sutiles que nos rodean. Nos conecta con la naturaleza, con las personas que amamos y con nuestra propia historia personal.
También podemos utilizar nuestro olfato para entrar en contacto con el Evangelio y acercarnos a la persona de Jesús, ¿quieres aprender?; hay una mujer que te puede enseñar. Escucha con atención.
Escuchamos la Palabra
Un fariseo le rogaba que fuera a comer con él y, entrando en casa del fariseo, se recostó a la mesa. En esto, una mujer que había en la ciudad, una pecadora, al enterarse de que estaba comiendo en casa del fariseo, vino trayendo un frasco de alabastro lleno de perfume y, colocándose detrás junto a sus pies, llorando, se puso a regarle los pies con las lágrimas, se los enjugaba con los cabellos de su cabeza, los cubría de besos y se los ungía con el perfume (Lc 7,36-38).
Para reflexionar
Imagina la escena: estás en una casa llena de invitados, el aire cargado de aromas de comida, especias y perfumes. De repente, una mujer entra, una mujer conocida por su mala reputación. Ella no trae regalos lujosos, sino un frasco de perfume, un aroma intenso y costoso que llena la habitación.
La presencia de la mujer podría haber llenado la casa con el «olor» del escándalo y el juicio. Los demás invitados, especialmente el fariseo Simón, probablemente sintieron un «olor» de desprecio y superioridad. Sin embargo, la mujer no se avergüenza. Sus lágrimas y el perfume que derrama sobre los pies de Jesús son un «olor» de arrepentimiento sincero y amor profundo. Ella reconoce el «mal olor» de sus pecados y busca la purificación.
Jesús, en contraste, percibe un «aroma» diferente: el «olor» de la fe y el amor de verdad. Él no se deja llevar por las apariencias ni por los prejuicios. El perdón de Jesús es como un perfume que transforma el «mal olor» del pecado en el «buen olor» de su misericordia.
El perfume de la mujer, al mezclarse con el «olor» de la misericordia de Jesús, crea un «aroma» único: el «olor» del amor y la gratitud.
Sus acciones son una ofrenda valiosa, una expresión de su agradecimiento por el perdón recibido. Nos enseña que el amor verdadero se manifiesta en acciones concretas y que la gratitud es una respuesta natural al amor.
- Este pasaje nos invita a reflexionar sobre los «olores» que dejamos en nuestro entorno: ¿estás esparciendo el «mal olor» del juicio y la crítica, o el «aroma» del amor y la compasión?
- Te anima a ser consciente de tus propios «olores» internos, a reconocer nuestras faltas y a buscar el «perfume» del perdón de Dios.
- Te recuerda que el amor y la gratitud son como un perfume que hace bella tu vida y las de quienes te rodean.
Esta mujer pecadora te enseña que, así como el olfato puede evocar emociones y recuerdos, nuestras acciones y actitudes también dejan un «olor» en el mundo. Que el olor que dejas sea de amor, perdón y gratitud.
Una canción para hoy
— Perfume a tus pies. Jaz Jacob www.youtube.com/watch?v=6xJLjFQXsZU
— No hay lugar más alto. Miel San Marcos www.youtube.com/watch?v=xGXo6kJUW-g
Compromiso
Te invito a que en el día de hoy ayudes a alguien de tu clase que es despreciado por otros compañeros, que te acerques y pases un rato con él, compartiendo tu tiempo, tus deseos e ilusiones.
Al final del día puedes dedicar cinco minutos a examinar en qué momentos has dejado «buen olor» a tu alrededor: el buen olor del amor, del perdón y de la alegría. Acaba dando gracias a Dios por todas esas personas que también Jesús pone en tu camino y que llenan de perfume tu vida.
Oración
Padre bueno, gracias por la vida de hoy, y en particular por regalarnos los aromas y la posibilidad de distinguirlos y disfrutarlos. Te agradecemos por el regalo del olfato, este sentido nos permite percibir la riqueza de tu creación, desde el aroma de las flores en un jardín hasta el olor a tierra mojada después de la lluvia. Te pedimos que nos ayudes a usar nuestro olfato para apreciar la belleza que nos rodea y para conectarnos con los demás. Que podamos ser sensibles a los «olores» que nos rodean, tanto los agradables como los desagradables, y que podamos discernir la verdad y la bondad en cada situación. Que nuestro «olfato espiritual» esté siempre alerta para percibir tu presencia en nuestras vidas, así como el incienso eleva su fragancia hacia el cielo, que nuestras oraciones y acciones sean un «olor grato» para ti. Ayúdanos a ser portadores de esperanza, amor y justicia, y a dejar un «aroma» de paz y alegría en el mundo. Que podamos usar nuestro olfato para servirte y para amar a nuestro prójimo, y que nuestras vidas sean una ofrenda valiosa para ti. Para llegar a ser para ti, en los hermanos. Amén.