A LA DIÓCESIS DE GUADIX
En estos momentos en que La Santa Sede acaba de hacer público que nuestro Santo Padre Francisco, a fin de proveer el gobierno pastoral de la diócesis de Guadix, se ha dignado nombrarme Obispo de esa sede, mis primeras palabras y mi corazón se elevan al Señor en acción de gracias. Quiero renovar mi confianza en Cristo que sigue pronunciando hoy, fijando sus ojos en mí, aquel “Sígueme” que hizo nacer a la Iglesia y que la sigue llenando de su presencia cercana y salvífica.
Agradezco al Santo Padre la confianza que me ha dispensado al elegirme para este ministerio y quiero expresarle públicamente mi más firme adhesión a su persona y a su doctrina como Vicario de Cristo. Que mi novel ministerio episcopal, unido al del primero de los Apóstoles y al colegio apostólico sea expresión de la comunión querida por Cristo y en la que podamos seguir profesando juntos nuestra fe.
En esta primera intervención como Obispo electo de Guadix quiero saludar especialmente a mi ya, desde hace unas semanas, querida y rezada Diócesis accitana. Ya me siento un accitano más. Os saludo a todos: a mi inmediato predecesor, actualmente Obispo de Getafe, Monseñor Ginés, a Monseñor Javier, arzobispo metropolitano de Granada y a los Obispos de la provincia eclesiástica. Saludo a los señores Obispos de Andalucía agradeciéndoles, por anticipado, su oración y, sin duda, la acogida de un novato al que tienen que enseñar a ser obispo. Saludo al administrador diocesano de Guadix; un saludo para todos los hermanos sacerdotes, diácono, seminaristas, religiosos y religiosas de vida activa y contemplativa, parroquias, instituciones diocesanas y canónicas, especialmente miembros de movimientos y asociaciones, hermandades y Cofradías, jóvenes, niños, familias, enfermos. A todos me ofrezco como hermano y amigo para trabajar juntos y vivir la alegría de ser de la misma familia, la Iglesia. Os pido un “huequecito” en vuestra vida, en vuestra casa, en vuestra historia y en vuestro corazón.
Mi respeto y saludo para las autoridades civiles, militares, judiciales, culturales y educativas de nuestra comunidad Autónoma de Andalucía, de la Diócesis de Guadix y de la provincia de Granada, a quienes me ofrezco para colaborar en la construcción de una sociedad cada día más justa y fraterna, siempre necesitada de la aportación de todos los ciudadanos que aman el bien común.
Me consta que esta buena tierra de nieves y de bellísimos paisajes naturales al pie de Sierra Nevada está llena de gente aún más maravillosa, cuyo patrimonio humano y espiritual son ya un verdadero regalo para mi vida cristiana. ¡Qué suerte que el Señor haya querido que pueda aprender de vosotros y con vosotros a quererlo más y a seguir construyendo la Iglesia!
Decía S. Agustín en uno de sus sermones: “Soy Obispo para vosotros, soy cristiano con vosotros.” Qué ganas tengo de estar con vosotros y para vosotros compartiendo físicamente la fe que nos une, nuestra mirada en el Señor y en los regalos que nos hará. Cuando hace unos meses, Monseñor Ginés se despedía de la Diócesis decía públicamente que después de serviros era más religioso, se encontraba más cerca del Señor. Y ahora me toca a mí ese regalo, vivir esa cercanía del Señor en vosotros.
Guadix tiene una rica e intensa historia de fe: un verdadero patrimonio espiritual que arranca en los albores del cristianismo, en el siglo I. Considerada la Diócesis más antigua de España, tiene en su Patrón, primer evangelizador de Acci y primer Obispo del rico episcopologio, San Torcuato, un verdadero espejo para que un sucesor de los apóstoles encuentre en su martirio la verdadera medida de la entrega que el Señor hoy nos sigue pidiendo. El varón apostólico que con el Apóstol Santiago hizo florecer el Evangelio en España, encienda y proteja nuestros deseos de seguir evangelizando. Pronto podré venerar su santo brazo y ante sus reliquias pedir para que los accitanos encontréis en mí lo que el Buen Pastor quiere para vosotros: proseguir la tarea evangelizadora, santificadora y de gobierno, continuando la larga serie de pastores que han servido a esta venerable Iglesia de Guadix.
En la rica historia de los santos y mártires accitanos, S, Torcuato, San Francisco Serrano -dominico y natural de esta diócesis-, San Pedro Poveda, el Beato Manuel Medina y los mártires de todos los tiempos, quiero poner mi ministerio episcopal y mi vida entre vosotros.
Rezad para que pueda ser el Obispo que merecéis y que el Señor quiere para vosotros. Como habéis pedido en una oración durante estos meses de sede vacante, que sea un Pastor según el corazón de Dios, que agrade al Señor por su santidad y por su vigilante dedicación pastoral, un Pastor amigo de los pobres, sencillos y más pequeños, que con la Palabra del Señor y la Eucaristía conduzca a las fuentes de la gracia, de la verdad y de la vida, con espíritu misionero, dispuesto a escribir, con vosotros, un tramo más de la historia gloriosa de esa Iglesia particular accitana, ilustre por su historia de fe y por la santidad de tantos accitanos, los mejores hijos de esa Iglesia que de todas las épocas supieron mostrar en sus vidas la belleza más bella de la Iglesia.
Guadix tiene Madre: la Virgen de las Angustias, o de la Piedad en Baza, o la Virgen de Gracia, Patrona de las Cuevas, o tantas bellas advocaciones marianas que son un grito diocesano mariano de amor a la Madre Inmaculada y Virgen. En sus brazos, en los que sostiene a Cristo, quiero ponerme y poneros desde este momento. Ya he volado con el corazón hasta la Virgen de las Angustias y con todos vosotros he rezado por vuestras familias, por vuestros hijos, por los jóvenes, por los ancianos e impedidos, por los sacerdotes, por los enfermos, por los que más sufren en nuestra Diócesis de Guadix, por las vocaciones al sacerdocio y a la vida religiosa, por nuestros misioneros, por los que no tiene trabajo.
Ella, Buena Madre y Señora de los accitanos, acoja este deseo de vivir unidos en Cristo, en la unidad de su Iglesia. Os pido a todos que recéis por mí en este tiempo de preparación para recibir la ordenación episcopal, que se celebrará (D.m.) el sábado 22 de diciembre en la Santa Iglesia Catedral de Guadix.
Córdoba, 30 de octubre de 2018
. Francisco Jesús Orozco Mengíbar
Obispo electo de Guadix