Bonita experiencia la que hemos vivido en estos días haciendo el Camino de Santiago. Nuestra peregrinación a la tumba del Santo Apóstol era la última de las actividades que nuestro Secretariado de Infancia y Juventud tenía programada.
Eran muchos los esfuerzos que todos los componentes del Secretariado habíamos puesto en esta peregrinación. Y, por fin, el martes 31 de julio, en la parroquia de Santiago de Guadix, estábamos reunidos todos para tener nuestra oración de envió, con nuestro obispo Don Ginés, y salir en autobús hacia Santiago de Compostela.
El grupo era «multicolor», con gente de diversas edades, pero todos con un mismo espíritu: el poder caminar juntos, y juntos también profesar la fe que los apóstoles nos transmitieron. No habían pasado muchas horas de nuestro viaje, cuando prácticamente ya todos nos conocíamos y sabíamos del pueblo del cual procedía cada uno.
A pesar de las muchas horas de autobús, lo duro comenzó el día 1 de agosto, cuando tuvimos nuestra primera etapa de Triacastela a Sarria, en torno a unos 27 Kilómetros que, sobre todo, se hicieron duros en la última parte. Aunque cuando hay ganas e ilusión, cuando por encima de todo priman la fe, la esperanza y la caridad de unos con otros para en esos momentos poder echar una mano, todo es posible. Y así se ha demostrado a lo largo de estas 7 etapas en las que hemos realizado el Camino de Santiago.
No todo ha sido andar físicamente, sino que, también, hemos llevado a cabo un camino espiritual de fe, con el fin de encontrarnos con ese otro compañero de camino que es Jesucristo. De aquí que cada una de nuestras jornadas haya comenzado con una oración y haya terminado con la acción de gracias más grande que tenemos los cristianos: la Eucaristía.
Son muchas las imágenes que en este momento me vienen a la cabeza. Sería difícil quedarme con alguna. Todas ellas forman parte de un gran puzle que hace que estos días hayan sido inolvidables. Pero sí me gustaría destacar el buen ambiente que ha habido en todos los sentidos y, sobre todo, en el sentido espiritual: ha propiciado que incluso los más pequeños cada noche se animaran a rezar el rosario y a participar muy activamente en todo lo relacionado con la preparación de la liturgia.
Dicen que el momento más bonito de la peregrinación es la llegada a la plaza del Obradoiro, donde se contempla la belleza de la Catedral. Es la meta, cuando ves realizado tu sueño de haber hecho el camino de Santiago. Nosotros, en este momento, después de nuestros respectivos abrazos de felicitación, tuvimos una oración por nuestro seminario, por nuestra Diócesis, por nuestro obispo,.. plegarias que se repitieron en nuestras distintas celebraciones en la Catedral.
No puedo terminar sin agradecer el trabajo que hacen todos los que colaboran dentro de nuestro Secretariado. Es impagable. Que sea Dios quien os colme con todo tipo de bienes.
Agradecer también a los distintos medios de comunicación que han hecho posible que el camino estuviera cerca de nuestra Diócesis.
José Antonio Martínez Ramírez.
Director del Secretariado de Infancia y Juventud
