Carta Pastoral del Obispo de Guadix, Mons. Ginés García Beltrán, en el Día de la Iglesia Diocesana.
Cada año celebramos el Día de la Iglesia diocesana que nos recuerda que la Iglesia se realiza en cada lugar y en cada cultura. Convocada por el Espíritu Santo, se reúne en torno a la Palabra de Dios y a la Eucaristía, bajo la guía del Obispo que es sucesor de los apóstoles. En cada Iglesia local está toda la Iglesia de Cristo que es una, santa, católica y apostólica.
Nosotros pertenecemos a una iglesia que hunde sus raíces en los orígenes mismos del cristianismo. Desde San Torcuato hasta nuestros días han sido muchas las generaciones que han llevado la fe a nuestra gente haciendo un pueblo bien dispuesto para el Señor.
Hoy, la transmisión del Evangelio está en nuestras manos; somos nosotros los que hemos de hacer que todo se realice en Cristo, y nuestros contemporáneos conozcan al Señor y lo amen. Esta es la misión de la Iglesia: evangelizar.
Para evangelizar necesitamos de todos. Los que hemos recibido el bautismo somos misioneros para llevar a nuestros ambientes el mensaje de la salvación. Todos somos necesarios en la Iglesia.
La Iglesia es sólo una, la del Señor Jesús. Es Él quien nos convoca, nos alimenta y nos alienta en el camino de la vida. De aquí que la Iglesia siendo una, viva en miles de historias, la nuestras. En cada cristiano está la Iglesia. Por eso, no debemos hablar de la Iglesia en tercera persona, como si no tuviera nada que ver conmigo; como tampoco debemos identificarla con los clérigos, dejando en segundo lugar a los laicos. Hemos de sentir a la Iglesia como algo nuestro, sentirnos nosotros Iglesia.
Muchas veces cuesta ver cuál es la Iglesia real. La Iglesia real es la que vive en la casa de sus hijos y de sus hijas, como nos enseñó el santo Papa Juan Pablo II. Es el niño que aprende a rezar y el joven que avanza con dificultad en el camino de la fe. Es la familia que se esfuerza cada día en dar testimonio de su vida cristiana y trasmite la fe a sus hijos; son los enfermos y las personas que pasan por la prueba del dolor puestos sus ojos en el Señor sin perder la esperanza. Son tantos y tantos los cristianos que viven la caridad en favor de los hermanos más pobres. Es la Iglesia de los pecadores, todos lo somos, que están decididos a volver al Padre porque saben bien que son hijos. Es la Iglesia que está en nuestros pueblos y ciudades, en las parroquias, en las comunidades, en los colegios y en los hospitales, en las cárceles y en la calle.
Pero no hemos de olvidar que también necesitamos medios materiales para el sostenimiento de la Iglesia. Lo que la Iglesia realiza hemos de sostenerlo entre todos los cristianos. El mantenimiento de nuestro patrimonio, las obras de apostolado, y, sobre todo, la caridad es cosa nuestra. Por ello, os invito a todos a colaborar con la Iglesia en sus necesidades.
Con mi afecto y bendición.
+ Ginés, Obispo de Guadix