Apunta a tus hijos a clase de religión católica

Carta Pastoral del Obispo de Guadix, Mons. Ginés García Beltrán.

Cada año por estas fechas, los padres ejercen el derecho de elegir en los colegios públicos la clase de religión para sus hijos. Es un derecho amparado por el universal de la libertad religiosa, y por el propio nuestro. Querer una enseñanza que dote a sus hijos de formación en lo tocante a la religión es tan legítimo como darles lo necesario, o datarlos de los medios más apropiados para su crecimiento y maduración como hombres y mujeres.

Pero es necesario reconocer, que como tantas otras cosas importantes en la vida, hemos hecho un problema de este derecho a recibir en la escuela una enseñanza religiosa. Pues yo me niego a verlo como un problema y no como una oportunidad. Hay problemas, claro que sí; pero la enseñanza de la religión no puede ser un problema.

Hablamos, por tanto, de oportunidades y posibilidades.

Los padres son los primeros responsables de la educación de sus hijos; las demás instancias, tanto públicas como privadas, tienen sólo un papel subsidiario para proteger y ayudar a los principales educadores. Los padres tienen que encontrar en la escuela un medio que les ayude a educar a sus hijos en los valores y creencias que ellos tienen.

Los padres cristianos saben que una educación integral pasa por la formación religiosa de sus hijos, y así lo exigen como ciudadanos dotados de derechos a las instancias públicas. En nuestra diócesis de Guadix, más del 90% de los padres piden la educación religiosa. Sería una negación de la libertad y del derecho privar a los niños y adolescentes de esta educación.

La religión en el aula trata sobre Dios y sobre el fenómeno religioso, pero al mismo tiempo introduce al alumno en una cultura marcada por el cristianismo. ¿Cómo se puede explicar el arte o la literatura de occidente sin conocimientos del cristianismo? ¿Cómo entender nuestro medio sin la huella cristiana? Qué importante también el conocimiento de personas que en la historia han sido modelo de vida para muchos, y que hoy son ejemplo también para nosotros. Además, sin olvidar los valores humanos que nacen de la conciencia cristiana: amor, diálogo, tolerancia, compasión, etc.

La clase de religión dará la posibilidad a los hijos de conocer los fundamentos de la fe y crecer como hombres y mujeres de bien. Me pregunto, ¿a quién estorba la religión en la escuela? ¿Es un problema ideológico?; en ese caso, ¿por qué no respetar las ideas del otro? ¿Acaso los padres creyentes son menos contribuyentes que los que no los son?

No quiero olvidar al colectivo de enseñantes de religión que acompañan a los alumnos con maestría y dedicación. Yo mismo he podido ver en los centro de enseñanza de nuestra diócesis el afecto que alumnos y compañeros tienen a los profesores de religión. Y, gracias a Dios, son muchos los profesores y directivos de centros que respetan esta opción y colaboran lealmente con ella, sin zancadillas.

Unas palabras para agradecer, de igual modo, la labor de los centros de enseñanza concertados de inspiración católica, que en nuestra diócesis son cinco, y que realizan un trabajo muy hermoso con centenares de alumnos. Bajo la guía del Evangelio hacen crecer a los niños y jóvenes como personas y como cristianos.

Queridos padres, os invito a todos a seguir eligiendo la enseñanza de la religión católica para vuestros hijos, les haréis un gran bien con esta opción. No olvidéis que Dios sí es importante, y que su cercanía nos hace a todos mejores. Sólo por eso, apunta a tu hijo a clase de religión católica.

+ Ginés, Obispo de Guadix

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