
Con una Misa Pontifical en la Catedral, se celebró, el jueves 15 de mayo, la solemnidad de San Torcuato en la ciudad de Guadix. Presidió la celebración el obispo y concelebraron el cabildo y sacerdotes de la ciudad. Una ciudad ampliamente representada en sus instituciones y en los numerosos fieles que participaron en la misma. A todos ellos, les agradeció D. Francisco Jesús Orozco su asistencia.
En la homilía, las referencias a San Torcuato fueron constantes, con la mirada puesta en la predicación de este Varón Apostólico en el siglo I, pero también con la mirada puesta en el presente, porque aquél testimonio evangelizador florece, dos mil años después, en los creyente de este tiempo. Por eso, el obispo invitó a vivir lo que San Torcuato predicó y a hacerlo con determinación, como lo hizo él. Sabiendo que entonces no fue fácil – a San Torcuato lo martirizaron- y hoy tampoco lo es: habló de los mártires de hoy, del sufrimiento de tantos cristianos en otros lugares donde hay persecución religiosa, como Venezuela, países de África, Nicaragua, de donde hay dos sacerdotes entre nosotros torturados y expulsados de aquel país…
En este sentido, D. Francisco Jesús insistió en que “es verdad que hoy no nos degüellan ni nos arrojan a los leones, pero sí que intentan callar nuestra fe en nombre de un falso progreso o de una evolución; no nos encarcelan por predicar, pero sí nos marginan, nos ridiculizan, ahogan nuestras instituciones educativas, culturales, asistenciales, cultuales; nos tildan de anticuados, fuera de época. Sí, esta es la nueva forma de persecución de los cristianos: la burla, la presión social, la censura disfrazada de igualdad para todos, ignorar a quien cree y quiera expresar libremente su fe”.
“Sin duda, -continuó D. Francisco Jesús- hay hoy formas actuales de persecución y complejos que desafían esta fe heredada de nuestros mártires -el primero de ellos San Torcuato- y que dan hoy una actualidad increíble al martirio de nuestro santo Patrón: esa persecución cultural y social cuando se ridiculiza públicamente la fe cristiana, sus valores y sus símbolos; los creyentes somos tildados de retrógrado e intolerantes por sostener la verdad del Evangelio, por defender la vida de los indefensos y más vulnerables desde su concepción -un grito fuerte de no al aborto- hasta su ocaso natural -no a la eutanasia- porque yo no soy dueño de la vida de nadie, no puedo matar la vida, aún menos de un inocente; o somos retrógrados por decir que es necesario el perdón para ser libres, por defender y apostar por la dignidad de todo ser humano, por acoger a los inmigrantes y sus tragedias, por denunciar injusticias y las lacras de nuestro mundo, por destapar los intereses económicos e interesados de las dictatoriales ideologías…”. Y recordó cómo el papa León XIV, en sus primeras alocuciones, ha hablado de “la urgencia de restaurar el sentido de la vida y de la misericordia”.
También habló el obispo de cómo aquella fe que sembró San Torcuato sigue muy presente en nuestra tierra, hasta el punto de que le ha dado y le da una identidad propia. “Sin nuestras raíces cristianas, sin nuestro patrimonio religioso y cultural, sin nuestras fiestas, romerías y celebraciones en torno a la fe durante el año es imposible hablar de la identidad de esta región”, dijo el prelado durante la homilía. Y, sobre la presencia de la Iglesia en esta zona del norte de Granada, sembrada por San Torcuato, Mons. Orozco recordó cómo “si hay alguien que no se ha ido nunca de esta que llaman la España vaciada y que ha creído siempre en la zona norte de esta provincia de Granada, en Guadix, en toda la diócesis, ha sido la Iglesia; lo digo fuerte, la Iglesia: ¡cuántos sacerdotes en la historia pasada y en el presente, y consagrados, héroes que, en condiciones difíciles, no han abandonado y mantienen abiertas las iglesias y la fe de las pequeñas comunidades en cada uno de nuestros pueblecitos! Yo quiero hoy traer esta memoria agradecida en tantos sacerdotes, consagrados y laicos que han sabido estar de pie”.
Y terminó la homilía recordando la invitación de León XIV a vivir la fe sin miedo: “se lo digo hoy a la Iglesia de Guadix, no tengáis miedo de aceptar esta fidelidad que nos hace verdaderamente libres, mirando la libertad y la fidelidad de San Torcuato, que no es un personaje del pasado, sino que nos invita hoy a ser misioneros y testigos de una esperanza que no defrauda y que de la mano de la Virgen seamos fieles a lo recibido. Amén”
Por la tarde, como es tradicional, tuvo lugar la procesión con la imagen de San Torcuato y con la reliquia de su brazo. Una procesión que siguieron los accitanos con mucha devoción.
Antonio Gómez
Delegado diocesano de MCS. Guadix