El obispo de Guadix, D. Francisco Jesús Orozco, ha visitado la localidad de Celanova, en Orense, para venerar las reliquias de San Torcuato, el Patrón de la ciudad accitana y de la diócesis de Guadix. Lo hizo el viernes 6 de agosto, acompañado por el vicario general, José Francisco Serrano, aprovechando que tenía una reunión en la ciudad de Santiago de Compostela, preparatoria de la JMJ de Lisboa 2022 y de la Peregrinación Europea de Jóvenes de 2023. D. Francisco Jesús pertenece a la Subcomisión de Juventud de la CEE y se ha reunido en la ciudad gallega con obispos españoles y otros de la Conferencia Episcopal Portuguesa.
Antes de llegar a Santiago, se desvió a Celanova, en Orense, para venerar las reliquias del Patrón accitano. Dichas reliquias, con el paso del tiempo y los avatares históricos, acabaron en aquella localidad gallega para preservarlas de la dominación musulmana, que las habría destruido si las hubiesen encontrado en tierras accitanas. Desde entonces, Celanova y Guadix se encuentran vinculadas por la devoción a San Torcuato y comparten las reliquias del Varón Apostólico, desde el siglo XVI, cuando una pequeña parte de los restos de San Torcuato fueron trasladados hasta Guadix para su veneración. Llegaron a Guadix el 28 de febrero de 1593 y entraron por la ermita de San Lázaro, junto a la cual, en la rotonda que se va a construir para dar acceso al Hospital, se va a colocar un tondo conmemorativo de aquel acontecimiento histórico, obra de José Amezcua. Aquel día llegó parte de un hueso del brazo que, en la ciudad accitana, se conserva en la catedral y es procesionado cada año con gran devoción.
En Celanova se conserva, sobre todo, el cráneo de San Torcuato y otros restos, que también son venerados en aquella ciudad. Y hasta allí se desplazó D. Francisco Jesús Orozco para rezar ante las reliquias de San Torcuato y para encomendar a la diócesis de Guadix y sus tareas pastorales. Mons. Orozco es hoy el sucesor de San Torcuato, el primer obispo de Guadix, que anunció el Evangelio en el siglo primero de nuestra era y que hizo que Guadix pueda ser considerada Prima Sedes Hispaniae, la primera diócesis de España.
Así, el 6 de agosto coincidieron en Celanova el primero y el último de los obispos de Guadix, símbolos de toda una historia de 2000 años de fe en tierras accitanas, sembrando la semilla del Evangelio y proclamando la Buena Noticia de Jesús.
Antonio Gómez