El Sr. Obispo de Guadix-Baza cumple 75 años. A esta edad los obispos tienen que presentar, ante el Papa, su renuncia al pastoreo de la Diócesis de la que es titular, una vez aceptada pasan a ser Eméritos. Así, pues, D. Juan entra en la historia de la Diócesis como el primer Obispo Emérito. Ahí quedan los 52 años de Sacerdocio. En su Toledo natal fue párroco rural en parroquias extremeñas de su Diócesis, le encargaron la creación de una parroquia en el ensanche industrial de la ciudad, pasó a una parroquia del centro y lo simultaneó con su dedicación a la docencia y responsabilidades de Arcipreste de Toledo y Delegado de Cáritas Interparroquial, Delegado de Migraciones, Encargado del Patrimonio y Miembro de la Comisión Mixta de la Iglesia-Junta de Comunidades, Ministro Delegado de la Confirmación, miembro de varios Consejos y del Colegio de Consultores.
A partir de 1987 empieza su dedicación a la Curia toledana y al Cabildo de la Primada siendo nombrado Pro-Vicario General y Canónigo de la Catedral.
El 31 de marzo de 1992 es nombrado Obispo de Guadix, tomando posesión y ordenándose el 14 de junio del mismo año.
En estos 15 años de pontificado ha ostentado diversos cargos en la Conferencia Episcopal: ha pertenecido a las Comisiones de Seminarios y Migraciones, y ha sido Consiliario del Secretariado Nacional del Movimiento de Cursillos de Cristiandad y de los Movimientos Rurales, Presidente Nacional del Foro de Laicos. Actualmente pertenece a la Comisión Episcopal de Patrimonio. En la Asamblea de Obispos de Andalucía es Delegado para Asuntos de Patrimonio y Copresidente de la Comisión Mixta "Iglesia Católica-Junta de Andalucía" para el Patrimonio.
En la Diócesis de Guadix-Baza ha desarrollado, y sigue haciéndolo, una importante gestión que abarca todos los aspectos de la vida y de la pastoral. D. Juan será recordado como el Obispo que abrió los Albergues de Transeúntes de Guadix y Baza; el que realizó la Residencia de Ancianos de Huéneja. A nivel cultural destacamos el Museo de la Catedral, la recuperación de edificios como la iglesia de la Magdalena o San Miguel; la firma de convenios con Ayuntamientos y Consejería de Cultura para recuperar o ceder, para su rehabilitación, edificios de distintas ciudades y pueblos de la Diócesis. Su preocupación por el Seminario, llegando a ordenar a 23 sacerdotes (un tercio del clero diocesano) residentes en la Diócesis y otros tantos que están o son de fuera de ella.
Todo esto y muchas más acciones le sirvieron para ser reconocido como Hijo adoptivo de la Ciudad de Guadix, pero sobre todo para reconocerle su cercanía, su amabilidad, su exquisitez en el trato con las personas y su comprensión ante las debilidades del ser humano. Si hubiera que definirlo con una palabra, con dos, habría que decir: Don Juan es un buen padre.
Que Dios quiera que siga con nosotros.
Manuel Millán
