Entrevista a D. Ginés García al cumplirse un año de su consagración como Obispo de Guadix.
– El 27 de febrero de 20110 fue consagrado obispo de Guadix Mons. Ginés García Beltrán, que venía de la diócesis de Almería, donde ejercía su ministerio como sacerdote. Desde aquel día ha pasado un año. Aprovechamos este aniversario para hablar con nuestro obispo sobre lo vivido, especialmente en este año, que ha sido nuevo para él –imagino- y que ha sido nuevo para nosotros –porque hemos contado con un nuevo pastor en nuestra iglesia accitana-. D. Ginés, buenas ¿se acuerda del 27 de febrero de 2010?
Muy buenas. Cómo no acordarme de aquel día tan memorable y que forma parte de lo más profundo de mi vida. Estos son acontecimientos que no se pueden olvidar, que uno va recreando cotidianamente, va dando gracias a Dios por aquel día y por todo lo que ha venido después. Por tanto, aquél día es y será imborrable en mi propia existencia.
– Desde entonces ha pasado un año. ¿Esto cuánto es, mucho o poco tiempo? ¿cómo lo percibe?
Es mucho tiempo, porque a veces tengo la impresión de que he vivido siempre aquí, han sido muchísimas las experiencias que se han ido sucediendo, el conocimiento de tanta gente,… pero, al mismo tiempo, parece poco, porque ha pasado muy deprisa. La verdad es que en este año, que es mucho tiempo y poco tiempo, ha habido muchas personas que han llegado hasta mí, hasta mi vida, muchos acontecimientos: he podido compartir muchas alegrías y también muchos dolores, sufrimientos, esperanzas y también angustias de las personas con las que me he encontrado. Porque, después de todo, los más importantes son las personas, no las situaciones.
– Después de tantos meses, cuál es el recuerdo que más fuerte le queda de aquel día, de aquella ordenación?
La celebración. Lo que más me impresionó fue la celebración en sí. Fue una celebración profundamente eclesial y litúrgica, con participación de la gente, con silencio, con respeto. Siempre recordaré la acogida, el calor y, sobre todo, el espíritu religioso y eclesial que se vivió aquel día. A pesar de ser tantos miles de personas, fue una celebración recogida, profundamente religiosa, que se ha quedado grabada para siempre en mi corazón.
– Aquel día lo hicieron obispo y tuvo que aprender a serlo. ¿ha sido difícil?
Estoy aprendiendo a ser obispo. Cada día aprendo a ser obispo, cada día me encuentro con nuevas experiencias, con nuevos retos a los que tengo que responder ¿Ha sido difícil? Hombre, fácil no es. Pero yo tengo la conciencia de que esta obra no es mía, es del Señor, y es él, a pesar mío, el que la va a llevar a cabo. Eso me da mucha confianza, mucha tranquilidad y hace que duerma muy bien.
-¿Cómo es la vida de un obispo? ¿mucho trabajo? ¿más soledad? ¿es como se la imaginaba cuando le propusieron esta responsabilidad?
La verdad es que yo sí me imaginaba cómo es la vida de un obispo. Es como la de cualquier sacerdote, en otra instancia y desde otra perspectiva. La vida de un obispo tendría que ser una vida muy contemplativa y, desde ahí, responder a los problemas. Pero la verdad es que el tiempo te va marcando. ¿Tiene mucho trabajo? Bueno, yo pienso que el que tiene todo el mundo, aunque la ventaja es que puedes hacerte tu propia agenda. La vida de un obispo tiene sus complicaciones –las del puesto de autoridad- pero no muchas más. La verdad es que es una vida muy rica, también en movimientos: se viaja bastante, para conocer a las personas, para estar cerca. Y, además, están otras responsabilidades, más allá de la diócesis: la Provincia Eclesiástica, la región de los Obispos del Sur y la propia Conferencia Episcopal.
La vida de un obispo tiene que ser, insisto, una vida muy contemplativa. Por eso, he de dedicar mucho tiempo para estar con el Señor. Aunque no siempre lo consigo, busco que lo importante y lo primero sea cada día el estar con el Señor.
– Imagino que este primer año habrá sido muy exigente: comenzar en una tierra nueva, conocer la diócesis…
Creo que una de las cosas más bonitas de este año ha sido el conocimiento: no sólo de los lugares o de las realidades, sino también de las personas. Es verdad que ha sido un año en el que he intentado estar en muchos lugares; hay muy pocas parroquias que me queden por conocer. Y esto exige moverte mucho, dedicar tiempo,… pero es muy ilusionante acercarte a la gente,… Esto quiero resaltarlo: cómo te recibe la gente, con qué grandeza de espíritu te recibe la gente…. A mí me gusta esta sencillez y esta naturalidad a la hora de recibir al obispo. Reciben realmente a aquel que viene en el nombre del Señor. Y esto es hermoso.
– Ha habido cambios en la estructura diocesana, en parroquias, en delegaciones,.. y ahora se comienza a hacer un nuevo Plan Diocesano de Pastoral. ¡Esto es importante!
Hemos ido dando pasos. Al final del curso pasado sí que reestructuré los ámbitos de gobierno de la diócesis, creando dos Vicarías Episcopales de zona y haciendo una primera reestructuración de las Delegaciones diocesanas. Se ha dado el primer paso y yo espero que para el curso siguiente demos los pasos correspondientes para establecer una estructura de gobierno que sea conveniente, que sea ágil y que ayude al obispo -porque es de lo que se trata- en el gobierno de la diócesis. Estamos proyectando un nuevo Plan Diocesano de Pastoral. Yo tengo mucha ilusión en este Plan; creo que nos jugamos mucho, que es un instrumento para la vivencia de la comunión eclesial; y lo estamos preparando con mucha ilusión, intentando que llegue el Plan a todos los lugares y que todos puedan opinar sobre este Plan. Aunque luego, en definitiva, sea el obispo el que dé el Plan Pastoral a la diócesis.
– El Plan Diocesano de Pastoral indica el camino que habrá de seguir la pastoral de la diócesis durante los próximos años… ¿Cuáles van a ser las líneas de ese PdP?
En un Plan Pastoral primero hay que mirar a Dios -su Palabra, su vida- y después al mundo. Y entonces querer unir lo que Dios quiere, lo que vemos que Dios nos pide, con lo que el mundo necesita. Esto va a marcar el Plan…. Yo creo que el Plan Pastoral va a estar fuertemente marcado por esa idea que está pululando por todo el mundo, que es la Nueva Evangelización. Recordemos que le Papa ha creado un organismo diocesano para la promoción de la Nueva Evangelización y que el próximo Sínodo de los Obispos de 2012 será sobre esto-. Nueva Evangelización que en muchos casos será primera, porque hay ambientes de nuestra sociedad en los que ya se ha perdido, incluso, el propio concepto de Dios. Dice el Papa que la misión de la Iglesia es volver a abrir los caminos de acceso del hombre a Dios y yo creo que por aquí va a ir el Plan Pastoral. Quizá uno de los pilares fuertes del Plan Pastoral va a ser una recuperación de la Palabra de Dios, de su lectura, de la meditación, de su puesta en práctica… Como ves no es nada nuevo, pero es algo que siempre es actual.
– Una apuesta fuerte para los próximos meses es la organización de la JMJ: la Cruz y el Icono que van a pasar por aquí y que están enganchando a muchos jóvenes. ¿Va a servir para revitalizar la pastoral juvenil en la diócesis?
Sí, la JMJ tiene que ser una gran acontecimiento y una oportunidad de gracia, también para nuestra diócesis… Es la Cruz que hace más de 25 años el Papa Juan Pablo II entregó a los jóvenes; ante ella han rezado millones de jóvenes a lo largo de estos años. Y vamos a recibir la cruz 25 días después de la beatificación del Papa que entregó la Cruz. Por tanto, la Cruz que recibiremos será la Cruz del beato Juan Pablo II… Yo creo que va a ser un momento de gracia para la diócesis, donde estamos poniendo mucho interés y esperamos que el Señor haga muchas cosas en el corazón no sólo de los jóvenes, sino de todos.
-Felicidades D. Ginés por este primer año de obispo, que sean muchos más ¿se siente ya como en casa?
Me siento como en casa desde el primer día. Y desde aquí agradezco a todos los que formamos esta diócesis la acogida tan extraordinaria, tan magnífica, a su nuevo obispo, con ese espíritu de fe que ha hecho que desde el primer día me sienta en mi casa.
A. Gómez
OFICINA DE COMUNICACIÓN
DIÓCESIS DE GUADIX