“Le he hablado al papa León XIV de nuestra diócesis de Guadix y de mi pueblo natal, Cúllar”: José María Tortosa

Diócesis de Guadix
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La diócesis de Guadix es una sede episcopal sufragánea de la archidiócesis de Granada, erigida en 1492 y, según la tradición, procedente de la diócesis de Acci, fundada por San Torcuato en el siglo I. Su sede es la catedral de Guadix.

“Le he hablado al papa León XIV de nuestra diócesis de Guadix y de mi pueblo natal, Cúllar”: José María Tortosa

 

José María Tortosa es un sacerdote de la diócesis de Guadix que se encuentra temporalmente realizando su ministerio en una parroquia de Roma. Nos habla del primer encuentro que ha mantenido el papa León XIV, que es el obispo de Roma, con los sacerdotes de su diócesis, entre los que se encuentra José María

El pasado 12 de junio, día de Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdote, el obispo de Roma, el papa León XIV ha mantenido un encuentro con todos los presbíteros de la diócesis de Roma que hacemos algún servicio en su diócesis, bien sean religiosos que estudiantes, seminaristas y también los diáconos permanentes.

Apenas entró en la sala se creó un silencio meditativo, de oración y después rápidamente un fuerte aplauso y vivas al papa. Ha sido un momento muy emotivo y lleno de mensajes no verbales.

Después del saludo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo el cardenal vicario de Roma, Don Baldo Reina, hizo una presentación de la diócesis diciendo entre otras cosas: “Santo Padre, agradecemos la oportunidad de este encuentro. El clero romano está formado por 8020 sacerdotes entre diáconos permanentes, clero religioso, clero de otras diócesis por motivos de estudios o en colegios universitarios, y el clero de las asociaciones clericales y prelaturas. En la diócesis hay 333 parroquias. Los seminaristas de la diócesis de Roma se distribuyen del siguiente modo: 40 en el Pontificio Seminario Mayor Romano, 40 en el Colegio Diocesano Redemptoris Mater y 4 en el Almo Collegio Capranica”.

Y continuó diciendo: “Su presbiterio, Santo Padre, es un presbiterio generoso, con un fuerte sentido de pertenencia y una pasión pastoral muy marcada. Ante las dificultades reacciona positivamente; franco en el reconocimiento de los problemas o de las cuestiones críticas, con un fuerte sentido del humor y siempre dispuesto a recomenzar por el bien de la Iglesia y de las comunidades individuales. No faltan las dificultades. Hay muchos orígenes, culturas y sensibilidades, diferentes modelos de formación, y el consiguiente trabajo pastoral que a veces lucha por componer y transmitir una visión unificada. Le renovamos nuestro filial respeto y afecto para ser sus colaboradores en el servicio pastoral, y a sus manos confiamos la obediencia de nuestra vida al designio del Padre para contribuir a hacer cada vez más bella y santa nuestra querida diócesis”.

Pues entre esos sacerdotes, desde octubre de 2019, me encuentro yo como “fidei donum”, sirviendo de párroco en la parroquia confiada a nuestro instituto secular Asociación de sacerdotes del Prado. Por el hecho de ser párroco teníamos un puesto asignado en las primeras filas y eso me dio la oportunidad de saludar al papa, mi actual obispo, con la misma ilusión que si me encontrara en un encuentro de mi querida diócesis de origen, Guadix-Baza.

Así he vivido ese momento y con ese sentido pude hablar al papa de tú a tú, en nuestra lengua común (español), de nuestra diócesis de Guadix y de mi pueblo natal, Cúllar, que tiene como patrón a San Agustín, como le dije al papa. Rápidamente él me preguntó cómo se llamaba el pueblo y la diócesis. Estuvo cercano y sin prisa y muy atento a lo que el cardenal vicario le decía de nosotros y de nuestras parroquias de Roma que no son nada fáciles por estar en las periferias, en los márgenes, con problemas de droga, vivienda, explotación, falta de recursos y lugares de encuentro.

Por parte del papa León y, antes de saludarnos uno a uno, nos recordó varias cosas útiles para vivir nuestro ministerio y servicio: “He deseado encontrarme con vosotros para conoceros de cerca y empezar a caminar con vosotros. Os doy las gracias por vuestra vida entregada al servicio del Reino, por vuestros trabajos cotidianos, por vuestra generosidad en el ejercicio de vuestro ministerio, por todo lo que vivís en silencio y que, a veces, va acompañado de sufrimiento o incomprensión. Prestáis servicios diferentes, pero todos sois preciosos a los ojos de Dios y para el cumplimiento de su plan”.

Nos dijo: “Me toca especialmente de cerca, el trabajar por la unidad y la comunión. En la oración llamada «sacerdotal», como sabemos, Jesús pidió al Padre que los suyos sean uno (cf. Jn 17,20-23). El Señor sabe bien que sólo unidos a Él y unidos entre nosotros podemos dar fruto y un testimonio creíble al mundo”.

Me gustaría también deciros, continuó León XIV, que “es importante la ejemplaridad recordando la importancia de la transparencia en la vida, basándose en las palabras de San Pablo que dijo a los ancianos de Éfeso: «Vosotros sabéis cómo me he comportado» (Hch 20,18). Lo pido con corazón de padre y de pastor: ¡esforcémonos todos por ser sacerdotes creíbles y ejemplares!”.

Y por último nos pidió “una atención, una mirada a los retos de nuestro tiempo en clave profética. Nos preocupa y entristece todo lo que sucede cada día en el mundo: nos hiere la violencia que genera muerte, nos interpelan las desigualdades, la pobreza, las múltiples formas de marginación social, el sufrimiento generalizado que adquiere los rasgos de un malestar que nadie puede salvar. Y estas realidades no sólo se dan en otros lugares, lejos de nosotros, sino que también afectan a nuestra ciudad de Roma, marcada por múltiples formas de pobreza y graves emergencias como la de la vivienda. Una ciudad en la que, como decía el papa Francisco, a la «gran belleza» y al encanto del arte debe corresponder también «el decoro sencillo y la funcionalidad normal en los lugares y situaciones de la vida ordinaria y cotidiana». Porque una ciudad más habitable para sus ciudadanos es también más acogedora para todos”.

Fue un encuentro sencillo y lleno de tantas emociones y vivencias que yo tuve la oportunidad de compartir con el diácono permanente de mi Parroquia (Massimo Tuninetti) que es de gran ayuda y servicio.

El papa terminó diciendo: “Queridos hermanos, os aseguro mi cercanía, mi afecto y mi disponibilidad para caminar con vosotros. Confiemos al Señor nuestra vida sacerdotal y pidámosle crecer en unidad, en ejemplaridad y en compromiso profético al servicio de nuestro tiempo. Que nos acompañe la sentida llamada de san Agustín, que decía: «Amad a esta Iglesia, permaneced en esta Iglesia, sed esta Iglesia. Amad al buen Pastor, al hermoso Esposo, que no engaña a nadie y no quiere que nadie perezca. Rezad también por las ovejas descarriadas: que también ellas vengan, que también ellas reconozcan, que también ellas amen, para que haya un solo redil y un solo pastor» (Sermón 138,10).

16 de junio de 2025

José Mª Tortosa Alarcón

Párroco de Santa María del Soccorso en Roma

 

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