
Después de dos años en los que nos hemos tenido que conformar con alabar a Jesús Sacramentado en el interior de nuestra parroquia, este año sí salía la procesión del Corpus por las calles de nuestra ciudad, una vez que finalizaba la Eucaristía.
No podían faltar los altares, cinco este año y todos con referencias a la beatificación de la mártir dominica que había tenido lugar el sábado anterior en la catedral de Sevilla. Villancicos, flores, alfombras de hierbas aromáticas, y muchos fieles, tanto en la Eucaristía como en la procesión, marcaban la celebración del Corpus Christi en la ciudad de Huéscar. Y todo esto acompañado de un gran respeto y devoción.
En la víspera, de nuevo la banda municipal pasó por cada uno de los altares, acompañada del jurado que posteriormente votaría cuál recibiría el primer premio. También pasaron los despertadores y muchas personas, que paseaban por las calles y se paraban en cada uno de los altares.
Como cada festividad del Corpus Christi, la Hermandad del Santísimo de Huéscar saca a la calle la hermosísima «Torrecilla» (s. XVI) en su trono adornado para la ocasión. Ante los tradicionales altares, la procesión se detiene y la Capilla Musical, interpreta cada uno de los villancicos, supervivientes de una centenaria tradición musical que hunde sus raíces en los primeros años del siglo XVI. Es un día grande para Huéscar, el día en el que Jesús Sacramentado recorre los lugares por donde cada uno de los oscenses llevamos nuestras alegrías y penas, nuestras preocupaciones y anhelos.
Como es costumbre, los niños y niñas que este año han recibido la Primera Comunión fueron los encargados de abrir el cortejo procesional, acompañando a Jesús Sacramentado.
Y, detrás de ellos, las distintas hermandades y cofradías de nuestra parroquia y muchos fieles que con sus velas hacían aún más luminoso este día.
La actividad de la Hermandad del Santísimo se ha visto intensifica en estos días. En la sacristía, a las 5 de la tarde, se tenía la reunión que cada año convoca a los hermanos y hermanas de dicha hermandad, y ,a las 7 de la tarde, comenzaba el rezo solemne de las vísperas, que aún se siguen rezando en el coro cantadas en latín.
Dichas víspera continuaron hasta el jueves día 23 junio, cuando de nuevo el Santísimo posesionaba alrededor del templo, adornado con pequeños altares, en los que se volvía a llevar a cabo lo mismo que el domingo del Corpus.
Las acciones pastorales de dicha hermandad concluyen con la celebración de la tradicional Misa de la Espiga, que siempre que el funcionamiento de la parroquia lo permite, es el domingo siguiente al Corpus. Este año ha sido el domingo 26 de junio. De nuevo este día, cuando los rayos del sol comienzan a aparecer, Jesús Sacramentado sale en procesión, y en el lugar preparado con mucho esmero por los vecinos, se celebra la Santa Misa. A lo largo del recorrido también se adornan las calles y se visten altares.
Este año, el lugar escogido para dicha celebración ha sido el arco del Santo Cristo y la hermandad de San Isidro Labrador la encargada de preparar el altar.
José Antonio Martínez
Párroco de Huéscar