Como cada año, al finalizar el curso académico, el Obispo de Guadix, D. Francisco Jesús Orozco, ha celebrado un encuentro con los profesores de Religión de la diócesis.
Dicho encuentro comenzó con el saludo de la delegada de Enseñanza de la diócesis, Ana Caba, quien agradecía el esfuerzo de los profesores de Religión por acompañar, ilusionar, motivar, innovar y mantener la fe viva en los alumnos. Y todo esto, teniendo en cuenta que el desempeño de la misión como educadores y testigos del Evangelio se hace “en tiempos recios” y en un camino que es necesario recorrer conjuntamente y desde el corazón.
Por su parte D. Francisco Jesús Orozco, cercano al profesorado, les agradeció su labor y su entrega y reflexionó sobre la situación actual, observando que la sociedad se encuentra en un momento de desvinculación del hecho cristiano, y que “no conocer nuestras raíces es no entender nuestra cultura, nuestra historia”. Está en juego el sentido de la vida, es insuficiente el perfeccionamiento profesional si el joven no encuentra el por qué y el para qué de su vida. Y esto solo se puede abordar desde la sinergia familia, escuela y parroquia, donde una formación moral y ética sea posible desde el acompañamiento, de una manera íntegra e integral, fruto del humanismo cristiano.
Don Francisco Jesús, recién llegado de la clausura de la fase diocesana del Sínodo, que se inició este año, comentó cómo se había hecho presente nuestra diócesis en las propuestas para la vida de la Iglesia en la Conferencia Episcopal. Y habló de la importancia de hacernos visibles y mirar al futuro. También se refirió a los distintos avatares por los que está pasando la asignatura de Religión en la Ley de Educación LOMLOE, ofreciendo apoyo y ánimo en lo que pueda deparar. Además, anticipó algunos de los proyectos para el curso que viene, dando por terminado el encuentro con la celebración de la Eucaristía en la solemnidad de la Santísima Trinidad y Jornada Pro Orantibus.
En la homilía D. Francisco Jesús Orozco, nos animó a ser lámparas en el camino Sinodal y a no tener miedo de ser claros en nuestras convicciones.
Ana Caba
Delegada diocesana de Enseñanza