
Comenzó el tiempo de Cuaresma en la Catedral con la celebración del conocido como Miércoles de Ceniza, dentro de un ambiente de recogimiento y austeridad, propio de este día de ayuno y penitencia. Presidió la celebración el obispo D. Francisco Jesús Orozco, y concelebró una numerosa representación del cabildo de la Catedral.
El carácter juvenil ha sido una de las notas destacadas de la celebración, gracias a la presencia de los niños y jóvenes del cercano Colegio de la Divina Infantita. El obispo, tan cercano como siempre y con micrófono en mano, quiso hacer partícipes a los más pequeños, explicándoles el significado profundo de este día y la importancia de la Cuaresma como un tiempo de conversión.
Durante su intervención, el obispo interactuó con los jóvenes a través de preguntas sobre la limosna, el ayuno y la oración, pilares fundamentales para vivir este tiempo litúrgico con autenticidad y profundidad, recordando que la Cuaresma es un camino de preparación para la Pascua, para la celebración de la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo, meta final de la vida cristiana.
La imposición de la ceniza por parte del obispo y de los sacerdotes presentes a los fieles, y a los niños y jóvenes presentes, fue uno de los momentos más llamativos de esta celebración, un signo de humildad y conversión con el que la Iglesia recuerda la fragilidad de la vida y la llamada a la conversión del corazón.
Alfonso J. García