“Memorias de la cautiva” versa sobre la vida y la obra del dramaturgo accitano del XVI-XVII, Mira de Amescua. Su autora, Carmen Hernández, trabaja en el Archivo diocesano de Guadix.
Carmen Hernández es archivera en el Archivo Diocesano de Guadix y acaba de recibir el primer premio en el concurso Alféizar 2019 por su novela “Memorias de la cautiva”. Por este motivo, el Archivo Diocesano de Guadix ha hecho público un comunicado en el que felicita a su autora y que reproducimos a continuación:
El Archivo Histórico Diocesano de Guadix se complace en felicitar a su archivera Carmen Hernández Montalbán, por el primer premio del IV Concurso Alféizar de Novela, de la Editorial Alféizar de Valencia-Córdoba. La novela premiada lleva por título “Memorias de la cautiva” y versa sobre la persona y la obra de nuestro Canónigo Arcediano D. Antonio Mira de Amescua, insigne accitano, dramaturgo y poeta de los siglos XVI – XVII. Fue también provisor de nuestro obispado y hombre cuya vida honra a Guadix y a su Cabildo Catedral.
También, el Archivo Diocesano, se siente especialmente honrado, no sólo por ser la génesis del desarrollo de la novela con su documentación, sino también porque el trabajo de la persona premiada llena de alegría y de honra a nuestra institución y a sus legajos y libros.
Manuel Amezcua Morillas
Canónigo Archivero
Sinopsis de “Memorias de la cautiva”
Ana de Arce llega a Guadix tras recibir una carta en la que se la emplaza a la lectura del testamento de su padrino, el dramaturgo y poeta accitano del Siglo de Oro que fuera Arcediano de la catedral, Antonio Mira de Amescua. El escribano, Pablo de Hinojosa, le hace entrega de un cofre que contiene dos curiosos documentos pertenecientes al escritor: la carta de liberación de una esclava morisca y un memorial redactado por la misma. Durante su estancia en Guadix, la muchacha irá descubriendo aspectos de la vida del poeta que desconocía y que resultan de gran trascendencia para ella.
Mira de Amescua es una figura poco conocida de la literatura española, a pesar de su gran producción literaria. Fue hijo de Melchor de Mescua y Mira y Beatriz de Torres, descendientes de hidalgos asentados en Guadix y Berja tras la reconquista, ambos mozos solteros, según atestiguan las pruebas de limpieza de sangre para sus Canonjías en Granada y Guadix. El halo de misterio que rodea la figura materna, así como el vacío documental relativo a Beatriz de Torres son los elementos que inspiran esta novela, en la que se mezclan historia y ficción, tanto en los personajes como en los acontecimientos que conforman la trama.
En la web de la editorial ya se puede conseguir la novela.