

Lucas y Mateo son los dos únicos evangelistas que recogen el Nacimiento de Jesús en los llamados relatos de la infancia. Para Mateo lo más importante no es detallar todo lo sucedido previamente, sino mostrarnos la actuación de Dios en ese momento histórico y presentarnos la misión y el verdadero ser de Jesús.
Todo ocurre envuelto en fenómenos prodigiosos (la aparición de un ángel, la comunicación a través de los sueños…), para incidir en que Jesús no es solo un judío descendiente de Abrahán y de David (origen humano), pues, ante todo, por la intervención del Espíritu Santo, es el Hijo de Dios (origen divino).
Dios Padre elige el nombre que el padre terrenal pondrá al niño nada más nacer, así, pues, José recibe el encargo de educarlo y cuidar de él, y Jesús recibe la misión de lo que significa su nombre: “salvar a su pueblo de los pacados”.
Lo fundamental y revolucionario de la fe cristiana es que Dios ha querido hacerse hombre para experimentar en primera persona nuestra vida en todas sus dimensiones, con sus grandezas y limitaciones. Por eso ser cristiano no es solo creer que Dios existe, sino descubrir con gozo cada día que Él “está con nosotros” (Enmanuel) y que ha querido ser uno de los nuestros, porque, por su amor tan grande hacia nosotros, ha querido hacerlo así para salvarnos de la muerte. ¿Quién te ama como él?
Emilio J., sacerdote

