Este relato es una composición que incluye tres momentos distintos: el inicio del Evangelio de Lucas; una descripción general de las actuaciones de Jesús en la región de Galilea; y, por último, la visita que Jesús hace en una sinagoga de Nazaret un sábado.
El autor comienza con la intención de disipar las dudas que algunos podían tener en cuanto a la veracidad de las palabras y hechos de Jesús que recoge en su evangelio. Por eso insiste en que todo lo que cuenta es lo que a su vez le han transmitido los testigos directos y lo que él ha corroborado e investigado personalmente.
Lucas coloca al inicio de su evangelio esta escena de Jesús en la sinagoga para dejar bien claro desde el principio dos verdades: primera, que Jesús es el verdadero Mesías en quien se cumple la profecía de Isaías, al estar Ungido por el Espíritu Santo; y segunda, cuál es el proyecto y el objetivo de su misión: el anuncio de la Buena Noticia (Evangelio).
También desde el inicio ya se está señalando a los destinatarios del Evangelio, que a su vez son los preferidos de Dios. No son éstos los sabios, ricos, poderosos, personas destacables socialmente o las más religiosas, sino los pobres, enfermos, pecadores, cautivos…, es decir, lo que entendemos como la escoria o el desecho de la humanidad.
Jesús ha venido para mostrarnos a través de sus actuaciones el rostro misericordioso del Padre y la llegada de un tiempo de misericordia. Nosotros, como bautizados que hemos recibido el Espíritu Santo, al igual que Jesús, tenemos que vivir y anunciar el Evangelio y la misericordia.
Emilio J., sacerdote