

El personaje central de este relato es Juan el Bautista, que es presentado como profeta y precursor de Jesús: el Mesías esperado y anunciado por los profetas. La intencionalidad de Mateo es clarificar a sus contemporáneos, y a los antiguos discípulos del Bautista que se han convertido al cristianismo, la relación entre ambos, la misión de cada uno y la subordinación de Juan a Jesús.
Juan, encarcelado por el rey Herodes, tiene dudas sobre Jesús y siente cierta decepción porque las noticias que le llegan le hacen tener la impresión de que la situación del pueblo no ha mejorado con el mensaje del Nazareno. Por eso, manda a dos de sus discípulos para que Jesús aclare su verdadera identidad. La respuesta que da Jesús para todos, es la evidencia del efecto liberador y sanador de sus obras y actuaciones con los más desvalidos de la sociedad, que confirman su mesianismo anunciado por los profetas.
Jesús hace el bien, pero con ternura y cercanía con los que sufren, tocando sus heridas y sanando sus corazones. Jesús ama a la vida y pone en valor a la persona, por eso se enfrenta a todo lo que obstaculiza la dignidad del ser humano, regalando ternura a los que necesitan misericordia y buscando la salvación de los que necesitan ser salvados, los preferidos de su Reino.
Emilio J., sacerdote
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