Darro celebra a su patrón san Tiburcio, con un triduo y la poesía religiosa de Gerardo Diego

Diócesis de Guadix
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La diócesis de Guadix es una sede episcopal sufragánea de la archidiócesis de Granada, erigida en 1492 y, según la tradición, procedente de la diócesis de Acci, fundada por San Torcuato en el siglo I. Su sede es la catedral de Guadix.

En las celebraciones están presentes los poemas religiosos de Gerardo Diego, del que se cumplen 120 años de su ancimiento

SONETO A SAN TIBURCIO
patrón de Darro

A Gerardo Diego en el 120 aniversario de su nacimiento
Sopla ya Octubre y fresca se levanta
la brisa harana con rumor de ocaso.
Suenan tambores, van marcando el paso
al bravo militar de vida santa.

Gladíolo pluvial, flor sin retraso,
tu espada de martirio y fama tanta
el alma aclara y bienhechora espanta
con cristales de Abril el cielo raso.

Ante las cumbres que hacia el norte eleva,
blancura y manantial, Sierra Nevada
llegó, Tiburcio, el eco de tu historia.

Amigo fiel de Dios, a ti te lleva
entre caliza y mies la villa aurada
siempre en su corazón y en su memoria.

Este soneto, que he compuesto recientemente, ha sido publicado en el programa que cada año edita el Ayuntamiento de Darro con motivo de las fiestas patronales del pueblo en honor de la Stma. Virgen del Amparo y San Tiburcio, que celebraremos los próximos días 2 y 3 de Octubre.

Está dedicado Gerardo Diego debido a que el próximo día 3 de Octubre, mientras en Darro celebramos la fiesta de nuestro patrón, se cumplirá el 120 aniversario del nacimiento de este insigne poeta de la Generación del 27.

Gerardo Diego (Santander 1896 – Madrid 1987) ha sido uno de los poetas contemporáneos que más y mejor se ha ocupado de un género tan difícil (y tan denostado en los tiempos modernos) como la poesía religiosa, que constituye una parte notable de su obra. Fue capaz de escribir poemas religiosos en una época tan difícil como la de la Segunda República, cuando tantos artistas menospreciaban la temática religiosa considerándola un residuo de épocas pretéritas y ya superadas; y fue capaz también de escribir buena poesía religiosa en una época, la dictadura franquista, en que la abundancia de la misma no corría pareja con su calidad.

Obras como Viacrucis (escrito en 1924 durante unos ejercicios espirituales, y publicado en 1931, y de nuevo en 1956 en edición aumentada), o el compendio de su poesía religiosa Versos Divinos (escrito entre 1924 y 1970, y publicado en 1971) nos revelan a un hombre de profunda fe católica que es capaz de verter con maestría su experiencia religiosa al lenguaje poético que dominaba. Algunos de sus poemas, a pesar de no ser técnicamente himnos, fueron incorporados por la Iglesia española al himnario de la edición de 1981 de la Liturgia de las Horas, y todavía hoy son familiares a cualquiera que ore con el Oficio Divino: Dame tu mano, María, la de las tocas moradas…

La poesía religiosa de Gerardo Diego se encuadra fundamentalmente dentro de una de las dos líneas maestras que sostienen su producción literaria: la llamada poesía relativa (poesía nacida de la realidad y directamente vinculada a ella), que es la alternativa o complemento a la poesía absoluta, aquella poesía autónoma, apoyada solamente en sí misma y sólo indirectamente relacionada con el mundo real. En ambas tendencias supo brillar Gerardo Diego en una combinación admirable entre clasicismo y vanguardia, tradición y modernidad; no es vano es el máximo representante del creacionismo literario con su poemario Manual de espumas, y alcanzó las más altas y herméticas cimas del gongorismo con su poema de 1927 Fábula de Equis y Zeda.

Es éste, el de Gerardo Diego, un aniversario que ha pasado muy desapercibido en el mundo literario, volcado este año 2016 en las celebraciones en torno a los centenarios de Cervantes y Shakespeare. En la parroquia de Darro, por nuestra parte, le estamos dedicando el triduo de preparación a las fiestas patronales, en el que reflexionaremos, de la mano de algunos poemas del maestro santanderino, sobre temas tan centrales en la vida cristiana como la fe o la Tradición de la Iglesia.

No obstante, si este triduo sirve, al menos, para que el pueblo cristiano pueda conocer mejor o acercarse a la obra de Gerardo Diego, me daré sobradamente por satisfecho. Valga mi soneto a San Tiburcio como humilde homenaje al, así llamado, católico poeta Gerardo Diego.

Pablo Rodríguez Cantos,
Párroco de Darro

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