
“Mientras haya personas, hay esperanza”
Dios es fiel y siempre cumple su palabra: “Yo estaré con vosotros todos los días hasta el fin del mundo” (Mt 28,20). En la solemnidad del Corpus Christi, la Iglesia celebra el misterio del amor permanente y fiel de Dios hecho presencia real en la Eucaristía. Este sacramento es el corazón palpitante de nuestra fe, donde Cristo se entrega como alimento y nos impulsa a vivir en comunión y servicio, partiéndonos en amor para los que más sufren. Por eso, el Corpus es la fiesta de la caridad cristiana, el día de Cáritas.
Este año santo jubilar, que nos regaló el Papa Francisco, celebra el 2025 aniversario del nacimiento de Jesucristo con el lema “Peregrinos de la Esperanza”, acogiendo en nuestra vida la Esperanza que nunca defrauda, al Hijo eterno del Padre que, en la fuerza del Espíritu Santo, se hace contemporáneo del hombre en cada Eucaristía. En este marco jubilar de la Iglesia universal, la campaña de Cáritas nos invita a orar, afirmando que “Mientras haya personas, hay esperanza”. Celebrar la caridad es celebrar la Esperanza, porque cada gesto de amor y cercanía es un signo tangible de la presencia de Dios entre nosotros que siempre está de parte de los que más sufren, restituyendo dignidad.
El Concilio Vaticano II proclamaba que “la eucaristía es fuente y cima de toda la vida cristiana” (LG 11). La Eucaristía es fuente de caridad porque no es solo un rito, sino una escuela de vida. En ella, aprendemos a partir el pan y a compartir la vida. Cada vez que participamos en la misa, somos enviados a ser testigos del amor de Dios, especialmente con los más pobres y vulnerables.
Cáritas es la vena aorta a través de la cual la comunidad cristiana ejerce la caridad organizada y riega de la Vida de Cristo al mundo. En nuestra diócesis, Cáritas Diocesana, las Cáritas inter-parroquiales y parroquiales trabajan incansablemente para acompañar a quienes más lo necesitan. Su labor es un testimonio vivo de que “tu gesto moviliza la esperanza”. En 2024, se han atendido 1675 familias, beneficiando a 3.617 personas. De ellas, 2471 han sido ayudadas en situaciones de emergencia social: ayudas materiales, acompañamiento y seguimiento a familias que pasan por situaciones de dificultad, principalmente familias con menores a su cargo, que es la partida en que más recursos se invierten, seguida de la atención a mayores y el programa de empleo. También miramos fuera de nuestra Diócesis y 30.000€ se enviaron a Cáritas Valencia, para atender a los damnificados por la Dana, además de estar atentos a colaborar en otras emergencias y situaciones nacionales y mundiales. Nuestro mejor patrimonio son los 262 voluntarios, 189 socios, 240 donantes y la sensibilidad cercana de otras muchas personas que hacen posible el milagro de seguir sembrando esperanza que no defrauda en el corazón de los más necesitados.
Quiero expresar nuestro profundo agradecimiento a todos los voluntarios, trabajadores y bienhechores que hacen posible la misión de Cáritas en cada rincón de nuestra querida Diócesis de Guadix. Vuestra entrega y generosidad, coordinada por el delegado episcopal de la acción caritativa y social, de la directora de Cáritas diocesana y de los que están al frente de los diferentes equipos de las Cáritas inter-parropquiales y parroquiales, son semillas de esperanza que florecen en la vida de muchas personas. Sois el reflejo del amor de Cristo que se hace presente en cada gesto de ternura cercana. En este tiempo de desafíos sociales y económicos, la Iglesia está llamada a ser signo de esperanza. Cada uno de nosotros puede contribuir con gestos concretos de caridad: una palabra de aliento, una ayuda material, una oración sincera. Recordemos que “celebrar la caridad es celebrar la esperanza”.
El Espíritu Santo nos ha regalado al Papa León XIV que tanto nos interpela, ya en este corto periodo como sucesor del primero de los apóstoles, a vivir los principios de la Doctrina social de la Iglesia. Nos ha dicho que “el estudio y la profundización son fundamentales, al igual que el encuentro y la escucha de los pobres, tesoro de la Iglesia y de la humanidad, portadores de puntos de vista descartados, pero indispensables para ver el mundo con los ojos de Dios”. “Los pobres […] no deben ser simplemente instruidos en la Doctrina Social de la Iglesia, sino reconocidos como sus continuadores y actualizadores”.
Que, en esta fiesta del Corpus Christi, renovemos nuestro compromiso de vivir la Eucaristía no solo en el templo, sino también en la calle, en el hogar y en cada encuentro con el prójimo en la caridad, sin la que la Eucaristía queda incompleta. “Mientras haya personas, siempre habrá esperanza, porque en las personas que más sufren, Cristo, Esperanza que no defrauda, sale a nuestro encuentro para salvarnos. Con mi afecto y bendición.
+Francisco Jesús Orozco
Obispo de Guadix