Carta pastoral de D. Francisco Jesús Orozco, obispo de Guadix, para la Jornada de la Vida Consagrada

Diócesis de Guadix
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La diócesis de Guadix es una sede episcopal sufragánea de la archidiócesis de Granada, erigida en 1492 y, según la tradición, procedente de la diócesis de Acci, fundada por San Torcuato en el siglo I. Su sede es la catedral de Guadix.

Carta pastoral de D. Francisco Jesús Orozco, obispo de Guadix, para la Jornada de la Vida Consagrada

 

«Peregrinos y sembradores de esperanza»

Jornada Mundial de la Vida Consagrada 2025

 El día 2 de febrero, es la celebración litúrgica de la fiesta de la Presentación del Señor. María presentó a su hijo en el Templo y fue llamado por el anciano Simeón “Luz de las gentes” (lumen gentium). Ella lleva en sus brazos la Luz del mundo, por eso es la Candelaria que nos da la Candela encendida, Jesucristo, para presentarla a Dios y a todos los hombres. Y a esta ofrenda de María, que es Jesús, se une la de todos aquellos consagrados que ofrecen su vida a Dios para provecho de todos los hombres.

Coincidiendo con este día, la Iglesia celebra la XIX Jornada Mundial de la Vida Consagrada. El lema escogido, “Peregrinos y sembradores de esperanza”, nos introduce en el corazón del Año Jubilar de este 2025, “Peregrinos de la Esperanza”, que el Papa Francisco inauguraba con la apertura de la puerta santa de la Basílica de San Pedro, en Roma.

Todos los bautizados somos peregrinos en este mundo, en un lugar y en una época concreta, porque nuestra meta y futuro no terminan en esta vida terrena, más bien vamos de paso desde nuestro nacimiento, aspirando a una nueva Vida que se prolongará en la eternidad. Esta es nuestra fe y nuestra esperanza. Nuestra tarea es la evangelización, ser sembradores de una Esperanza única y auténtica, que no defrauda, diferente a la que ofrecen los poderosos, las riquezas y los placeres de este mundo. Hay esperanzas maquilladas que son falsas, empobrecen y hasta corrompen.

Los consagrados, en la vida contemplativa por medio de la Palabra de Dios y de la oración constante, en la vida apostólica de las congregaciones o en otras múltiples formas de vida consagrada: institutos seculares, sociedades de vida apostólica, vírgenes consagradas, siempre olvidándose de sí mismos y sirviendo a los demás, son luz para la oscuridad del mundo. Encarnan el desalojo en el Amor de una manera extraordinaria, en la gran riqueza de sus diferentes carismas y misiones, haciéndose referencia profética de santidad y seguimiento radical a Jesucristo para todos los demás bautizados. Ellos, con su anhelo de vivir los valores evangélicos de la pobreza, castidad y obediencia, como Jesús y la Virgen María, nos descubren que, a pesar de las dificultades, la Esperanza de Jesucristo siempre es nueva y necesaria, afrontando con paciencia los retos y permaneciendo fieles a su identidad propia.

Desde la pandemia, se agudiza peligrosamente nuestra tendencia a un individualismo cada vez mayor. Por eso, los consagrados, con su ejemplar vocación, imitando a Cristo que peregrinaba con sus discípulos, hacen visible que la peregrinación en la fe no se debe hacer en soledad sino de manera comunitaria, sinodal, eclesial, en una relación estrecha con Cristo que impregna de fraternidad las demás relaciones humanas. Esta convivencia espiritual, social y global entre culturas, orígenes, mentalidades e idiomas diferentes es una realidad que ya está presente en las comunidades de consagrados, no siendo un obstáculo o una fuente de conflictos, sino una riqueza y verdadera fuente de esperanza. Es posible caminar juntos siendo diferentes porque el Espíritu sabe construir la unidad de la comunión.

La vocación profética de los consagrados siembra las semillas del encuentro y la caridad fraterna en una humanidad sedienta de justicia, de paz y de la abundancia que nos trae Jesucristo. Nuestra tarea es sembrar con esperanza, aunque otros sean los que recojan los frutos, pues en eso consiste también la pobreza y humildad de la vida consagrada.

Os invito a todos los consagrados a uniros a los actos celebrativos en este Año Jubilar, y especialmente a los que tendrán lugar en nuestra S.A.R.I. Catedral de Guadix en el Día de la Vida Consagrada y jubileo de los consagrados en nuestra Diócesis. Os agradezco vuestra entrega fiel e incansable en vuestra peregrinación y paso por esta Iglesia local, a la que enriquecéis con vuestro servicio, provenientes de muchos y variados lugares y familias religiosas.

No os canséis de sembrar esperanza en los corazones de los ancianos, enfermos, niños, familias, en las parroquias, residencias de ancianos, colegios, en los barrios y pueblos, en el claustro y en los rincones del mundo. Os necesitamos y os estamos muy agradecidos por vuestra incondicional entrega. Pedimos que nunca falten vocaciones en todas las ramas de la vida consagrada, para que sigáis siendo peregrinos y sembradores de esperanza.

¡Felicidades, queridos consagrados!¡Gracias, profetas de la Esperanza!

 Con mi afecto y bendición.

+ Francisco Jesús Orozco Mengíbar,

Obispo de Guadix

 

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