El domingo 26 de febrero, comenzó la Misión en Benamaurel y sus anejos. A las 10. 30 horas, desde la ermita de la Virgen de la Cabeza, caminando con María, tuvo lugar el rezo del Santo Rosario hacia el templo parroquial.
En la ermita los misioneros dirigieron a los feligreses unas palabras dando gracias a Cristo y a María por el don de la fe. Los niños llevaban la cruz de la misión con gran entusiasmo. Todos entre misterio y misterio cantábamos haciendo ver a los que nos contemplaban la alegría de poder compartir nuestra fe.
Llegamos al templo parroquial y los misioneros nos dirigieron unas pequeñas meditaciones sobre la Eucaristía como expresión de nuestra fe en cristo comida. Después, tuvo lugar la Eucaristía. Los misioneros nos hicieron sentir el amor que Dios nos tiene y que ha de ser compartido y vivido en todas las circunstancias de nuestra vida y con todo ser humano, porque Dios es padre de todos.
Después de la Eucaristía, compartimos la comida con los misioneros, participando las hermandades de la Virgen de la Cabeza y de San León. Fue un momento de fraternidad, sin lugar a dudas.
Por la tarde, a eso de las 17 horas, los misioneros, el párroco y fieles del Salto hicimos un Santo Rosario por las calles de este anejo de Benamaurel. Cantos, gozo y alegría salieron de nuestros corazones por el don de la fe. Después tuvo lugar la Eucaristía y dentro de ella y una meditación dirigida por un misionero, que después, en la acción de gracias, nos hizo sentir cómo Dios nos ama infinitamente. Después, pudimos compartir una merienda -cena con los feligreses.
Gracias Señor, gracias María. Los misioneros volverán el día 27 de nuevo a Benamaurel para seguir compartiendo con los fieles y, sobre todo, con los niños de catequesis, el poder caminar con María hacia Cristo con nuestras voces.
Joaquín Caler
Párroco de Benamaurel
