
Más de 5.500 cristianos murieron por su fe en 2022, 15 al día.
Como cada mes de noviembre, Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN) promueve en las 42 diócesis españolas una Misa de difuntos. Este año tocó el día 16 de noviembre. Bajo esas siglas está una Fundación Pontificia, que pone rostro y voz a los mártires y perseguidos por su fe. Cientos de parroquias se han unido a esta iniciativa en toda España. En este año esta Misa de Difuntos se ha trasladado por primera vez fuera de la catedral accitana para celebrarse en Baza, en la parroquia de Santiago. Celebró el padre Sergio Villalba. Entre los fieles asistentes estaban Emilio y Olalla, que desde 2019 están al frente del equipo de Ayuda a la Iglesia Necesitada en la diócesis de Guadix.
Antes de empezar la Santa Misa se realizó el encendido del cirio, viva presencia de la luz de Cristo resucitado entre nosotros. Su llama permitió alumbrar otras velas, que nos traían a la memoria a todos fieles difuntos, incluyendo a los que han muerto en soledad o se encuentran en el purgatorio. Una de las velas recordaba también a todos los que han dado su vida por la fe o sufren en estos momentos persecución. Son más de 5.500 cristianos muertos en 2022 por ser cristianos. Unos 15 mártires al día. Nueve de cada diez eran nigerianos. Son cifras de la ONG Intersociety. Estas velas por los difuntos y los mártires cristianos constituyeron un acto muy emotivo, que nos preparó para esta Misa, que se convirtió para todos en un “encuentro de Emaús”, donde el Señor se hizo, una vez más, presente en la Palabra y en la Eucaristía. Los mártires se unían a nosotros, infundiéndonos nuevos ánimos.
Esos más de 5.500 mártires del año 2022 representan la punta de un inmenso iceberg. Abramos el foco. Hoy, en pleno siglo XXI, El 64,5% de la población mundial, casi 4.900 millones de personas, viven en países con violaciones graves o muy graves de la libertad religiosa. En nuestro mundo global es uno de los derechos humanos más atacados. En 61 de los 196 países del mundo se viola ese derecho. En 28 hay una persecución abierta contra los cristianos, como tú o como yo, pero que viven en África o Asia, o en países como Nicaragua, Cuba o Venezuela. Son cifras del Informe de Libertad Religiosa en el mundo. Pongamos algunos ejemplos, que a nosotros nos parecen rutinarios. Ir a Misa te puede costar la vida en países de mayoría musulmana como en Egipto. Hacer la señal de la cruz en público te puede suponer en India una condena de hasta 5 años de cárcel. Es un acto de proselitismo. En Pakistán puedes acabar en el corredor de la muerte, como Asia Bibi, por ser denunciado por una falsa blasfemia contra el Islam o Mahoma.
El papa ha recordado en este día 16 de noviembre esta realidad, que con frecuencia olvidamos. “Sí, porque la santidad también es ‘martirial’. Es un modelo fuerte, del que tenemos muchos ejemplos a lo largo de la historia de la Iglesia, desde las comunidades de los orígenes hasta los tiempos modernos, a lo largo de los siglos y en diversas partes del mundo», señaló el pontífice. “No hay época que no haya tenido sus mártires, hasta nuestros días. ¡Y no olvidemos que la nuestra también tiene muchos mártires! A menudo», señaló el papa, «se trata de comunidades enteras que han vivido heroicamente el Evangelio o que han ofrecido a Dios la vida de todos los miembros «.
Palabras vibrantes del papa que nos recuerdan a esos cristianos que sufren en persecución. Son testigos vivos de Cristo, que no dejan de implorar nuestras oraciones más que la ayuda que tanto necesitan para construir iglesias o levantar hospitales o colegios. Rezar por ellos y sus intenciones como hemos hecho en Baza, uniéndonos en oración por esos mártires de Nigeria, China, India Pakistán, Nicaragua o Cuba.
Ayuda a la Iglesia Necesitada está dando los primeros pasos en Guadix para que no nos olvidemos de estos hermanos nuestros que son perseguidos por su fe. Ya se está trabajando en una Exposición que se abrirá el próximo año en Guadix. Esperamos también nuevos testimonios como el que tuvimos el pasado día 23 de abril con la presencia entre nosotros del arzobispo de Homs (Siria), Jean Abdo Arbach. Por el momento, y al terminar esta Misa por los difuntos, nos sentimos como los discípulos de Emaús. De estar tristes y abatidos, el Señor nos hizo experimentar cómo nuestro corazón ardía de fe y esperanza. Como esos cristianos de la persecución.
José Gabriel Concepción
Baza