Veinte años de peregrinación diocesana a Guadalupe

Mons. Javier Martínez, hoy Arzobispo de Granada, puso en marcha hace veinte años en la vecina diócesis de Córdoba, donde era obispo, estas peregrinaciones juveniles al santuario de Nuestra Madre en Cáceres. Hoy siguen celebrándose y el Señor ha hecho crecer sus frutos.

En octubre de 1996, sólo siete meses después de ser nombrado Obispo de Córdoba, Mons. Javier Martínez, hoy Arzobispo de Granada, puso en marcha en la diócesis cordobesa la peregrinación juvenil al santuario de Nuestra Señora de Guadalupe, en Cáceres. Fue una de sus primeras iniciativas llevadas a cabo en su nuevo destino episcopal, respaldada por su experiencia de trabajo pastoral con los jóvenes en Madrid cuando era obispo auxiliar (y aún antes) y conocedor del bien y de ocasión de encuentro con el Señor que es para los jóvenes una propuesta de este tipo.

Desde entonces, esta experiencia de peregrinación al santuario de Nuestra Señora de Guadalupe y de encuentro personal con Dios y con nuestra Madre la Virgen María ha ido creciendo con los años. Una experiencia que se inició con un pequeño grupo de jóvenes, acompañados entonces por su nuevo obispo, Mons. Javier Martínez, que comenzaron a caminar –sobre el asfalto camino de Guadalupe y en un nuevo inicio en la Diócesis de Córdoba, cosechando amistades y un modo nuevo de vivir la fe- en dirección al santuario, que veinte años después sigue abriendo sus brazos y acogiendo anualmente a cientos de peregrinos cordobeses.

Y es que, en la reciente peregrinación a Guadalupe celebrada del 23 al 25 de octubre en la Diócesis vecina de Córdoba, han participado un total de 850 jóvenes, en su convocatoria más multitudinaria.

Veinte años después, aquel discreto inicio impulsado por Mons. Martínez con un grupito de jóvenes que peregrinaron desde Córdoba hasta Guadalupe ha querido el Señor hacerlo crecer. Un crecimiento en el que el número es el dato más evidente, pero en el que sobresale las gracias que el Señor ha obrado en cada corazón, en cada historia desde hace veinte años. Y que hoy continúa –en múltiples propuestas diocesanas- para quienes buscan un encuentro personal con Dios y hallan así una alegría, certeza y seguridad a la altura de su corazón: la certeza de ser amados infinitamente por Dios, suceda lo que nos suceda, y seamos como seamos, acompañados en la familia que es la Iglesia universal, y de forma más concreta en la Iglesia diocesana.

Paqui Pallarés

Directora del Secretariado de Medios de Comunicación Social

Arzobispado de Granada

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