«Sin vacilación en su comunión eclesial y fidelidad al ministerio recibido»

Exequias del canónigo emérito de la Catedral D. Juan Rodríguez Segura, presididas por el Arzobispo Mons. Javier Martínez, quien agradeció al Señor el servicio a la Iglesia del sacerdote fallecido y su «buen consejo para mi ministerio».

En una ceremonia íntima y recogida, de respeto y veneración, el cuerpo de D. Juan Rodríguez Segura, sacerdote diocesano y canónigo emérito de la Catedral, ha recibido sepultura en la tarde del lunes, víspera de la Solemnidad de Todos los Santos, en la cripta del templo catedralicio.

Nuestro Arzobispo Mons. Javier Martínez presidió las exequias, que comenzó con una oración ante el féretro en la entrada de la Catedral y, una vez ante el Altar Mayor, fue cubierto con la casulla sacerdotal y el Evangelio. Una veintena de sacerdotes concelebraron el funeral y la familia estuvo acompañada por amigos y trabajadores de la Curia Metropolitana, en la que el sacerdote desarrolló gran parte de su ministerio como presbítero.

En la Oración de los fieles, entre otras cosas, se rezó por los distintos lugares en los que D. Juan Rodríguez Segura ejerció su labor sacerdotal, desde las parroquias de Santa Fe, La Herradura y Fornes donde comenzó como presbítero una vez fue ordenado en el año 1957 hasta el Colegio de La Asunción, la parroquia de San Cecilio, el monasterio de San Jerónimo y la Curia Metropolitana.

AGRADECIDOS POR SU SERVICIO A LA IGLESIA

En la celebración eucarística, Mons. Javier Martínez dio gracias a Dios por las distintas facetas del ministerio del sacerdote fallecido, por su vida «consagrada a la enseñanza», por su ministerio como vicario, «por su ayuda a los monasterios y a las comunidades religiosas cuando ha sido delegado de vida consagrada», por su trabajo en la Catedral y por lo que «su consejo, su buen consejo ha sido para mi ministerio».

En este sentido, Mons. Martínez destacó el modo discreto con el que el sacerdote sirvió a la Iglesia a lo largo de todos sus ministerios. Un servicio que llevó a cabo -explicó Mons. Martínez- «de una manera callada, silenciosa, quieta y fiel, sin ninguna vacilación en su comunión eclesial y en su fidelidad al ministerio que había recibido». Asimismo, nuestro Arzobispo destacó la «exquisitez de alma» y «fidelidad» con la que «ha servido mi ministerio y me ha sostenido en ese ministerio, en algunos momentos de especial dificultad».

«Señor, tenle en cuenta a D. Juan todos los gestos de amor y de caridad que ha tenido contigo y con nosotros, y reúnenos a todos un día en la gloria de tu Reino», concluyó Mons. Martínez, al mismo tiempo que afirmaba que nuestro Destino es Dios: «Nosotros sabemos que nuestra vida desemboca en Ti, nos conduce a Ti, al abrazo de tu infinita e inmensa, inefable, misericordia. Anhelamos ese abrazo».

D. Juan Rodríguez Segura, natural de Granada, tenía 82 años, 60 de ellos como sacerdote. Estuvo en las parroquias de Santa Fe, La Herradura, Fornes, Corpus Christi, San Cecilio, y capellán en el Colegio Asunción. En la Curia Metropolitana asumió distintas responsabilidades como Vice Canciller en 1999 y Delegado Diocesano de Vida Contemplativa en 2001, así como Vicario General-Moderador de Curia entre 2002 y 2007, y Vicario Episcopal para la Vida Consagrada desde 2004 hasta 2013, cuando se jubiló. En 2001 fue designado canónigo de la Catedral de Granada, de la que actualmente era emérito. También fue capellán del Monasterio de San Jerónimo.

Paqui Pallarés

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