“Si la Iglesia no afronta la migración de un modo nuevo, en el s. XXI no será más que un reducto del pasado”

El Consejo de Presbiterio se reunió ayer en el Seminario mayor San Cecilio con el foco puesto en el problema del fenómeno migratorio y de la situación de las personas inmigrantes en Granada.

La cuestión de la acogida de la Iglesia a los migrantes de otros países ha sido la que ha centrado la reunión de este último Consejo Presbiterial. En ella, el Arzobispo de Granada, Mons. Javier Martínez, ha mostrado su preocupación afirmando que “si Cristo es el centro de la historia humana hemos de afrontar problemas como el de la migración de un modo nuevo”, tanto así que, de no hacerlo, “la Iglesia será en el siglo XXI un reducto del pasado”.

La reunión ha contado con la presencia del Director del Secretariado de Migraciones de la Diócesis de Cádiz y Ceuta, D. Gabriel Delgado, junto a la del director del Secretariado de Migraciones de la Archidiócesis de Granada, D. Manuel Velázquez Martín, y el Misionero Comboniano, D. Rafael Pérez.

El director del Secretariado de Migraciones gaditano refirió que el fenómeno migratorio en Europa parte de una búsqueda de una vida mejor, de una alternativa a las persecuciones y guerras o gobiernos corruptos, cuando no a situaciones de explotación laboral. Si bien es cierto que los migrantes llegan con esta perspectiva de mejora, también sufren un gran desarraigo y se exponen a riesgos de quedarse aislado, de empeorar gravemente su salud o incluso de ruptura familiar.

En ese sentido, D. Gabriel Delgado no dejó de calificar la migración como un “fenómeno complejo”, cuya población en toda Andalucía asciende a los 8 millones de personas. La Iglesia debe tener en cuenta que el migrante “no es una fuerza de trabajo” sino una “persona con la misma dignidad”, y la doctrina social defiende tanto el derecho de cualquier persona a emigrar como el de que cada persona pueda encontrar un nivel de vida digno en su propio país.

Concretamente en Granada se estima que la mayor parte de la población extranjera procede de Rumanía y Marruecos. Al mismo tiempo no dejó de recordar el drama del paso entre las “dos orillas”, en la que la vida de muchas personas se mueve entre el dolor y la tragedia desde hace treinta años. De los alrededor de 60.000 migrantes procedentes de las costas africanas, se calcula que un tercio de ellos entraron por las costas granadinas.

“UNA OPORTUNIDAD PARA LA IGLESIA”

Durante el Consejo, se tuvieron en cuenta los últimos documentos de la Conferencia Episcopal Española en cuestiones de migración, centrándose en que las migraciones son “una oportunidad para la Iglesia” y que la parroquia no deja de ser “el lugar natural de encuentro y comunión” en el que ha de llevarse a cabo una labor de acogida e integración. A pesar de que la parroquia está pensada como sitio idóneo, no dejan de ser más bien los grupos especialmente sensibles a este problema o de determinadas órdenes religiosas los que responden a este problema.

Partiendo del contexto de la migración en Granada, D. Manuel Velázquez dijo que la situación de todos estos migrantes no deja de ser un “signo de los tiempos”, una llamada de Dios a la que la Iglesia debe responder. “Hay dos gritos que claman al cielo, el de la tierra y el de los pobres, ambos ponen de manifiesto que el modelo de desarrollo actual es irracional e insostenible”. D. Manuel Velázquez insistió en que la Iglesia debe ayudar a quitar muchos prejuicios dentro de su llamada a “ser frontera”.

El director del Secretariado de Migraciones habló de dos iniciativas puestas en marcha gracias a la diócesis de Granada, como el proyecto PAIS y el PECOL. El primero “surge gracias a la llamada que viene a hacer el Papa Francisco de que tenemos muchos espacios infrautilizados”, en el que se abren pisos de acogida para determinados colectivos de inmigrantes. El protocolo de emergencia PECOL, por su parte, nace como una iniciativa eclesial que ha logrado la colaboración de bastantes otras entidades sociales y que permite una actuación colectiva y organizada en Granada a la hora de acoger a personas migrantes de forma humana, al menos durante un plazo limitado de tiempo.

DESDE EL TESTIMONIO

La reunión contó con el testimonio del Misionero Comboniano D. Rafael Pérez, que vino a presentar una iniciativa denominada Proyecto Amani. Se trata de un espacio de acogida y socialización que ha sido posible gracias al fruto de mucho trabajo y de una gran labor de voluntariado en la que colaboran trabajadores, estudiantes y algunos religiosos.

El misionero reflexionó igualmente sobre la importancia de hablar a la sociedad sobre los migrantes desde el testimonio para romper los prejuicios adquiridos con respecto a su realidad. Se trata, en definitiva, de “ser compañeros de viaje para perderle el miedo al extranjero”, concluyó D. Manuel Velázquez recordando la cita del Santo Padre.

Mons. Javier Martínez terminó invitando a la colaboración, pensando en cómo pueden ayudarse mutuamente, en trabajar juntos desde toda la diócesis, recordando que de los alrededor de 250.000 empadronados en el municipio de Granda, hay gente procedente de 88 países.

Ignacio Álvarez
Delegación de Medios de Comunicación Social
Arzobispado de Granada

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