«Sentíos siempre orgullosos de todos aquellos que han dado la vida en cumplimiento del deber y en el servicio a nuestros hermanos»

Esta mañana se ha celebrado la Eucaristía por el eterno descanso de Jorge García Tudela, el subinspector de policía nacional asesinado en un atentado contra la embajada española en Kabul el 11 de diciembre de 2015.

Mons. Javier Martínez ha presidido en la iglesia de San Jerónimo el funeral al que han asistido mandos y Cuerpos de Seguridad del Estado, autoridades civiles y militares y familiares del policía, entre los que estaban su mujer y sus dos hijos.

Jorge García Tudela murió en Kabul el 11 de diciembre de 2015 y residía en el municipio de Monachil con su esposa y dos hijos. El subinspector de policía asesinado en atentado en Kabul era de Madrid y estaba destinado en Granada, donde residía en el municipio de Monachil con su familia. En el atentado también falleció otro policía nacional, Isidro Gabino Sanmartín.

«VUESTRO PADRE VIVE»

En su homilía, el Arzobispo se ha dirigido en especial a los hijos de Jorge García, a quienes les ha pedido que «no habléis nunca de Papá en pasado, vuestro padre vive, el amor de Dios es infinito». «Jesucristo nos ha revelado que nuestra vida no es para las cosas que podamos conseguir en este mundo, muchas o pocas, grandes o pequeñas, sino que el destino de nuestra vida, la meta de nuestra vida, es Dios», ha señalado.

Asimismo, D. Javier Martínez ha hablado de la violencia y del sufrimiento que causa en el mundo y ha subrayado que existe la Vida Eterna, lo que le da sentido a nuestra vida: «El sentido de nuestra vida o es la Vida Eterna o no es ninguno, pero si no es ninguno al final le damos la razón a la violencia, porque la vida se reduce entonces a luchas de poder, al pez grande se come al chico, a quién tiene más fuerza… y esa vida no es humana, no merece la pena vivirse, no valdría la pena vivir así».

Mons. Martínez ha explicado también es sus palabras que «sólo se defiende la libertad cuando hay personas que tienen la conciencia de que la libertad vale más que la vida. Sólo se defiende la dignidad humana cuando hay personas que tienen la conciencia de que la dignidad humana vale más que la vida y que las cosas de la vida. Y sólo se defiende una sociedad construida sobre el amor y el deseo del bien común cuando hay personas que están dispuestas a dar su vida por ese amor y por ese bien común». «Sentíos siempre orgullosos de vuestro padre y de tu marido. Sentíos orgullosos de todos aquellos que han dado su vida, o perdido su vida, o ganado su vida, su vida definitiva, en el cumplimiento del deber y en el servicio a nuestros hermanos», ha afirmado el Arzobispo.

En el final de su homilía, Mons. Martínez ha advertido que no se puede usar a Dios para general violencia: «usar a Dios en función de intereses o de otras cosas o de búsquedas de poder o así, eso no es servir a Dios, eso es servirse de Dios y es una forma terrible de blasfemia».

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