Alocución de D. José Ignacio Martínez ante la Sagrada Imagen de Jesús Cautivo y María Santísima de la Encarnación con su cofradía a su llegada a la Catedral el Domingo de Ramos.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, del Evangelio según San Lucas: “Habiéndole arrestado se lo llevaron y le condujeron a la casa del sumo sacerdote, más Pedro le seguía de lejos”.
Es Señor Cautivo, la hora y el poder de las tinieblas, es la hora de la gran lucha, entre Cristo y el Maligno, esa de la que tu nos dijiste: “Llega el príncipe de este mundo”, y yo Señor, como Pedro, ¿desde dónde te sigo?, ¿alejado?, ¿indiferente?, ¿quizás con miedo al qué dirán? Señor danos una fe valiente y una certeza de que Tú en la hora del Maligno, nunca nos dejas solos. Por esta hermandad, por su unidad y amor a la Iglesia, en especial por la vida de santidad de todos los cristianos, de todos los que en esta tarde contemplamos el rostro amoroso de Jesús cautivo. Señor, que seamos santos.
Padrenuestro que estás en el Cielo,
santificado sea tu nombre.
Venga a nosotros tu Reino.
Hágase tu Voluntad,
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día.
Perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden
No nos dejes caer en la tentación
y líbranos del mal.
Amén
D. José Ignacio Martínez
Vicario Territorial de la Vicaria II