En torno al Santísimo Sacramento, los fieles de Granada se congregaron en la S.I Catedral para celebrar la vigilia de Pentecostés el pasado sábado con la que cerramos el tiempo litúrgico de Pascua.
Los fieles adoraron al Señor y se dirigieron a él en súplica personal, y en momentos de oración comunitaria, para rezar por las intenciones que cada uno llevaba en el corazón y por la Iglesia Universal. Al mismo tiempo, los sacerdotes, incluido nuestro Arzobispo, Mons. Javier Martínez, estuvieron disponibles para administrar el Sacramento del perdón de los pecados.
En su alocución, antes de concluir la oración y adoración al Señor, Mons. Martínez se dirigió a los fieles para explicar cuál es esa sed de vida verdadera que todos llevamos impresa en el corazón, creyentes y no creyentes, y que sólo sacia Dios mismo. «Nosotros tenemos sed. (…) Nuestra vida está marcada por una sed que no creo que podríamos describir de otro modo que como una sed del Cielo. El Cielo no es menos un lugar que Dios mismo: una sed de Dios, porque Dios es el Cielo. Porque la vida divina y la comunión de la vida divina es el Cielo. Esa sed nos marca y desde esa sed nos apoyamos en esa palabra del Señor: ‘El que tenga sed que venga a mi y beba’. El mundo tiene sed. Muchas veces no sabe que es de Dios, pero tiene sed de humanidad verdadera; tiene sed de justicia; tiene sed de amor, sobre todo; tiene sed de misericordia; tiene sed de perdón. Y Jesús grita, en medio de nuestro mundo también: ‘El que tenga sed que venga a mi y que beba'», señaló Mons. Javier Martínez.
VIGILIA
Una vez abiertas las puertas principales del templo catedralicio, un grupo de jóvenes diocesanos, entre ellos los seminaristas del San Cecilio, invitaron a las personas que se encontraban en la plaza de la Catedral y transitaban por sus alrededores a acceder al templo catedralicio, en una iniciativa promovida por la Pastoral juvenil llamada «de primer anuncio».
Todas las personas estaban invitadas a acceder, independientemente de si eran o no creyentes, cercanos o no a la vida de la Iglesia, porque a todos llama el Señor en un diálogo personal de confrontar su vida con la vida verdadera que Dios da, saciando la sed del corazón de la que habló nuestro Arzobispo en su alocución durante la vigilia.
En la celebración de la vigilia, durante la oración de los fieles, se rezó al Espíritu Santo por el Papa Francisco y por nuestro Arzobispo y su ministerio episcopal en la Iglesia de Granada. También se rezó por el próximo Sínodo de la familia, que se celebra en el mes de octubre en Roma, para que ilumine sus trabajos y reflexiones, y por las familias para que sean cenáculos de oración y pequeñas iglesias domésticas; por los movimientos y asociaciones de apostolado seglar –cuya Jornada de Acción Católica y Apostolado Seglar hemos celebrado en la Iglesia en España en el Domingo de Pentecostés-; por cada uno de los presentes y las comunidades diocesanas; y, de forma especial, por los cristianos perseguidos, para que el Señor les dé fortaleza en la dura prueba de la persecución y el martirio a causa de la fe, y por la paz y la libertad religiosa en el mundo.
Tras la vigilia de Pentecostés, se celebró de forma festiva esta Solemnidad en la Curia Metropolitana con un ágape compartido y organizado por la Pastoral juvenil y la Comunidad Católica Shalom, que ofrecieron un concierto en el claustro de la Curia.
La adoración y oración ante el Santísimo Sacramento en la vigilia de Pentecostés no es el único momento en el que las puertas de la Catedral se abren. La iniciativa diocesana «Al calor de Jesús», a través de la Pastoral juvenil, a la que se suman otras pastorales como la Universitaria y grupos diocesanos, lo hace cada tercer sábado de mes, con una dimensión misionera y de nueva evangelización. Está previsto que el próximo encuentro de oración y adoración al Santísimo Sacramento se celebre en la Catedral el 20 de junio.