Hoy celebramos la memoria de San Juan Bautista de la Salle, presbítero, que en Reims, de Normandía, en Francia, se dedicó con ahínco a la instrucción humana y cristiana de los niños, en especial de los pobres, instituyendo la Congregación de los Hermanos de las Escuelas Cristianas.
Juan Bautista de La Salle nació en 1651 en Reims, Francia, en una rica familia. Fue educado como tal; desde pequeño tuvo la idea de ser sacerdote. Al principio su padre se opuso; pero, finalmente, le dejó y a los quince años se hizo canónigo de la catedral de Reims, viviendo tranquila y cómodamente.
A los diecinueve años se traslada a París para comenzar los estudios que le preparasen para ser sacerdote. En París conoce a los niños pobres abandonados en la calle y, junto con otros compañeros, comienza a educar a un grupo de ellos.
Pero a partir de 1672, tras la muerte de sus padres, tiene que encargarse de sus hermanos por ser el mayor, a la vez que continua sus estudios. Finalmente, en 1678, se ordena sacerdote y celebra su primera misa en Reims.
Y sigue con la responsabilidad de atender a sus hermanos y cumplir sus deberes como canónigo de la Catedral. También en Reims se encuentra con familias pobres y niños abandonados sin escuela; pero a pesar de que les ayuda con la limosna, no se acerca a ellos. Sin embargo, una idea ha comenzado a dar vueltas a su cabeza: Dios le llama simplemente para desarrollar su tarea como sacerdote o también para educar a los niños pobres y abandonados? La Salle piensa y reza mucho, intentando buscar su camino; pero no ve claro.
Estando visitando el convento de las Hermanas del Niño Jesús, aparece Adrián Nyel enviado por la señora Maillefer, pidiéndole ayuda para abrir una escuela destinada a los niños pobres y abandonados de Reims. En este encuentro con Nyel, Juan Bautista comienza a descubrir cuál es el camino que Dios le pide que siga. Ayudando a Nyel, La Salle tiene el primer contacto con la escuela.
Una vez que se hace cargo de la escuela, Juan Bautista busca maestros. Es muy difícil encontrarlos, porque nadie quiere enseñar a los niños pobres. Por fin halla algún mutilado de guerra y algunos jóvenes que estaban sin trabajo. Con la intención de estar más cerca de ellos y de enseñarles cómo tienen que dar clase, les lleva a vivir a su casa; pero toda su familia se pone en contra.
Ante esta situación, alquila una pequeña y sencilla casa y se va a vivir a ella con los maestros. Pasado algún tiempo, los maestros acusan a La Salle de que, a pesar de vivir con ellos, él sigue siendo rico y teniendo mucho dinero. Tras pensar y rezar mucho, La Salle se da cuenta de que los maestros tienen razón y toma una decisión muy valiente: repartir todo lo que tiene entre los pobres. De ese modo será uno como los demás. Y así es como comenzaron a educar a aquellos niños y jóvenes que mataban las horas en la calle.
Con todo, esta nueva aventura que ha comenzado La Salle va a durar poco. Los maestros se cansan de dar escuela y de vivir juntos aceptándose unos a otros, y le abandonan. A los treinta años Juan Bautista se queda totalmente solo, sin maestros, e incomprendido por su familia. Pero Dios no le abandona: empiezan a llegar jóvenes generosos y sinceros que quieren ser maestros. Con éstos comenzará La Salle a vivir y trabajar de un modo nuevo. En adelante vivirán juntos en serio y se comprometerán a ser seguidores de Jesús. Se llamarán Hermanos de las Escuelas Cristianas.
Y así, casi sin darse cuenta, La Salle va abriendo escuelas a lo largo y ancho de toda Francia, respondiendo a las llamadas de diferentes personas en distintos lugares.
Al cabo de un tiempo siguen los problemas hasta que llega un momento que San Juan Bautista vuelve a quedarse solo y se aparta a un lugar para rezar.
Al cabo de un tiempo, los Hermanos le piden que vuelva para responsabilizarse de las escuelas. Juan Bautista obedece y vuelve, pero a medida que pasa el tiempo su salud empeora. Tras una recaída, La Salle muere un viernes santo, el día 7 de abril de 1719.