En Córdoba, san Juan Bautista de la Concepción García, presbítero de la Orden de la Santísima Trinidad, que, habiendo iniciado la renovación de su Orden, la culminó con gran esfuerzo en medio de dificultades y persecuciones.
La Reforma de la Orden Trinitaria fue obra de san Juan Bautista de la Concepción (1561-1613), nacido en Almodóvar del Campo (Ciudad Real) el 10 de julio de 1561 y fallecido en Córdoba el 14 de febrero de 1613. Fue canonizado por SS. Pablo VI el 25 de mayo de 1975, y propuesto a la Iglesia como un santo de la renovación. En Valdepeñas (Ciudad Real) se establece la primera comunidad de trinitarios descalzos. Con el breve «Ad militantes Ecclesiae» (1599) el papa Clemente VIII da validez eclesial a la Congregación de los Hermanos Reformados y Descalzos de la Orden de la Santísima Trinidad, instituida para observar con rigor la Regla de san Juan de Mata, y volver a los orígenes de la fundación. Hoy la única rama de trinitarios que existe es la fundada por san Juan Bautista de la Concepción, pues los trinitarios calzados desaparecieron en 1897, con el fallecimiento de su último superior general, padre Antonio Martín y Bienes.
San Juan Bautista de la Concepción fundó 18 conventos de religiosos y uno de religiosas de clausura. Vivió y transmitió a sus hijos un intenso espíritu de caridad, oración, recogimiento, humildad y penitencia, poniendo especial interés en mantener viva la entrega solidaria a los cautivos y a los pobres. La relación de los trinitarios con la Trinidad, como centro vital y fuente de la caridad que redime, es un tema central en sus vivencias y enseñanzas. Aunque poco conocido en la literatura mística española, san Juan Bautista de la Concepción está entre los grandes escritores místicos españoles del siglo de Oro. La Biblioteca de Autores Cristianos (BAC) ha publicado cuatro grandes volúmenes de su obra. Se trata de un autor con una deuda histórica, pues si bien tiene el puesto que se merece en los altares, no se le ha colocado aún en la hornacina del altar de la literatura espiritual que merece.
En la obra literaria del reformador trinitario se encuentra toda clase de materias espirituales. Su personal vivencia de la unión mística le dicta profundos tratados sobre la unión con Cristo, los dones del Espíritu Santo, la experiencia de la cruz y el conocimiento espiritual. Su doctrina espiritual se orienta a la unión personal con Dios Trinidad, presente en lo más profundo del alma. Para él la perfección está en abandonarse al amor transformante de Dios. La santificación del creyente es el proceso de asimilación a Cristo crucificado. Cristo es nuestro ideal, nuestro camino; su cruz, nuestra cruz, es la fragua de la santidad. Juan Bautista de la Concepción es un escritor original y profundo en las ideas, popular y rico en la expresión. Tiene una prosa armoniosa, con largos periodos, tintada de humor, de anécdotas, de ejemplos y referencias al reino vegetal, mineral y animal. Domina y conoce a los santos padres de la Iglesia y la Biblia y es su referencia obligada y constante. Quien se adentra en los surcos de su obra literaria fácilmente descubre una simbiosis de Cervantes y Juan de la Cruz.
Actualmente los Trinitarios se preparan para conmemorar, en el año 2013, el V Centenario de la muerte de su Reformador, san Juan Bautista de la Concepción.