Nuestro Arzobispo, Mons. Javier Martínez, presidió la Eucaristía celebrada en la Catedral para conmemorar la Jornada de la Vida Consagrada ante la presencia de miembros de comunidades religiosas e institutos seculares de la diócesis.
En la Jornada de ayer se celebró en la S.I. Catedral la Jornada de la Vida Consagrada que contó con la presencia de diferentes comunidades religiosas presentes en nuestra diócesis como los Franciscanos de Cruz Blanca, los Redentoristas, o la Comunidad del Cordero, junto a miembros de la Confederación de Institutos Seculares.
La Eucaristía comenzó después de la bendición del Arzobispo a todos los asistentes que entraron en la Catedral portando, como es tradicional, velas encendidas.
Mons. Javier Martínez se dirigió a los presentes dando gracias a Dios por las vocaciones en nuestra diócesis, incluyendo la suya propia como pastor: “En vosotros resplandece la belleza de la Iglesia, de la redención de Cristo, así podemos ser testigos de esperanza y de alegría para un mundo que no tiene ni una cosa ni la otra en gran parte”, afirmó.
Asimismo, el Arzobispo profundizó en su homilía sobre el significado de la llamada, religiosa o laica, a la vida consagrada: “La vida de Jesús es toda ella una ofrenda por amor, seas quien seas, te llames como te llames, sea cual sea tu historia, has sido elegido, hemos sido elegidos para poder experimentar en nuestra vida el amor infinito de Dios, el don de su propia vida. El Señor viene a hacerse uno con cada uno de nosotros por el Bautismo floreciendo en nuestra consagración hasta su plenitud”, resaltó.
Posteriormente se procedió a la renovación de la consagración de todos los presentes, culminando la Eucaristía con el canto del Magnificat en agradecimiento a la intercesión de la Santísima Virgen María.
María José Aguilar
