De la Parroquia de Santa Joaquina de Vedruna – Castellón de la Plana, junto con la Coral Veus de Lledó, con motivo del Año Santo Jubilar del I Centenario de la Coronación de la Santísima Virgen de las Angustias de Granada, a su Basílica.
El sábado día 31 tuvo lugar la peregrinación de la Parroquia de Santa Joaquina de Vedruna – Castellón de la Plana, junto con la Coral Veus de Lledó. La Parroquia de Santa Joaquina de Vedruna ha organizado una excursión a Granada y dentro de ésta han querido participar en los actos del I Centenario de la Coronación Canónica de la Santísima Virgen de las Angustias de Granada, haciendo la peregrinación a su Basílica.
Han sido 45 personas las que han venido en peregrinación de la Parroquia y de la Coral en un autocar. Al frente de la misma han venido D. Joaquín Estévez, canónigo de la Santa Iglesia Catedral de Castellón, y Dª María Martín, Directora de la Coral Veus de Lledó.
La Eucaristía ha dado comienzo a las veinte horas, acompañada de la Coral Veus de Lledó, que, a lo largo de la misma, ha interpretado varias canciones polifónicas de una gran categoría musical y religiosa. Ha sido presidida por D. Joaquín Estévez, que ha saludado a todos los presentes con estas palabras: «Queridos amigos: los cristianos tenemos la suerte de reunirnos todos los domingos para celebrar el amor de Dios, para compartir el amor de Dios, para sentirnos cerca unos de otros, para vivir una misma vida: la vida de Jesús. En Jesús, nosotros reconocemos a Dios y nos podemos acercar a Él con toda confianza, porque Él conoce lo que significa la vida humana y nos muestra la mejor manera de vivirla. Aprendamos del Señor. Cuando cada domingo venimos a celebrar la Eucaristía podemos experimentar de un modo especial esta cercanía y lo podemos experimentar escuchando su palabra; compartiendo, como familia una misma letra; por esto a esta Comunidad de la Virgen de las Angustias le damos una explicación: Somos un grupo, una Comunidad, una Coral, que se llama Veus de Lledó, que venimos de Castellón de la Plana, de una parroquia de la ciudad, que queremos compartir con vosotros esta experiencia del amor de Dios. Escucharemos juntos la Palabra de Dios, compartiremos la misma mesa, para así, sentirnos cerca unos de otros. Con fe, pues, pero también con agradecimiento por vuestra acogida, levantemos nuestro corazón a Dios en unos momentos de silencio y pidámosle perdón». Las lecturas han sido hechas por los peregrinos.
D. Joaquín, en su homilía ha manifestado: «Queridos amigos, como he dicho al principio de esta celebración: ¡Qué suerte tenemos los cristianos, que podemos reunirnos el domingo para escuchar unas palabras que nos lleguen al corazón, que nos hagan sentirnos bien, que nos expliquen y nos indiquen el camino para ser felices y ahora en este mundo. ¡Qué suerte! La eucaristía es un momento propicio para poner bien el oído para dejar que Dios a través de su palabra vaya orientando nuestra cordiabilidad con lo que tiene de problemas y de dificultades pero por lo que tiene también de ilusiones y de esperanzas. Escuchar atentamente la palabra de Dios, de su abundancia y riqueza es el mejor antídoto para nuestros oídos, a menudo contaminados por tanta superficialidad con palabras demasiado abusivas y absurdas, a veces. Cuando llegamos puntualmente a la misa dominical, como he visto que habéis hecho en esta Eucaristía, hoy vosotros, se inicia una gran y profunda conversación con Dios. De Dios con su pueblo, palabras juiciosas que educan los sentidos de los que estamos invitados a la congregación de los primogénitos inscritos en el Cielo. Ese Dios quiere decirnos que nos quiere, que está cerca de nosotros, que sigue estando ahí en nuestra vida y en nuestra comunidad y nosotros hemos de experimentar este amor de Dios en nuestra vida y en nuestros hermanos, en los que están alrededor. La mesa, queridos amigos, y el altar no es otra cosa sino la mesa a la cual el Señor nos invita. Es el lugar de encuentro por excelencia. La mesa de vuestras casas es alrededor de la que os reunís todos los que os queréis profundamente. La familia, con los padres los hermanos y los hijos. Es el momento de la comida, que requiere unas características especiales de familiaridad, de reuniones de los hermanos. Comer juntos es algo más que compartir unos alimentos, que necesitamos para sobrevivir. Comer juntos es sentirse realmente familia, es sentir realmente el amor, es experimentar. Lo sabía muy bien Jesús cuando se encontró aquel sábado para comer en casa de uno de los principales fariseos, después de la oración del mediodía en la sinagoga. Él, Jesús, sabe leer en el interior de los corazones y por eso observa atentamente las aptitudes de los convidados, que se precipitan para sentarse en los primeros puestos. No se trata sólo de ocupar los primeros asientos, cosa recomendable cuando llegamos a la celebración de la Eucaristía, sino ¿cuál es nuestra actitud ante los demás cuando nos reunimos en comunidad? De eso se trata: ¿Cuál es nuestra actitud? Nuestro estilo de querer significarnos en relación con los que nos rodean. Siguió explicando que Jesús es el que nos invita a su mesa y que nosotros tenemos que tener la actitud de ser humildes con nuestros hermanos en nuestras relaciones sociales. Terminó su homilía diciendo: «…La persona que ama verdaderamente sabe ponerse en el lugar de los pobres, de los sencillos y de los necesitados para invitarlos también a ellos a sentarse en los lugares preferentes. Eso es lo que debíamos de hacer nosotros, los cristianos: acoger a esos e invitarlos a pasar: venid y veréis cómo nos amamos. Pero recordad: compartir es la mejor expresión de manifestar el amor. Por tanto queridos amigos, ahora en esta Eucaristía es tiempo de sentarnos a la mesa con un corazón renovado, con un corazón que ha escuchado la palabra de Dios, que nos ha dicho: Acercaos a la Eucaristía, a esa Eucaristía a la cual nos invita Jesucristo, muerto y resucitado, para que nosotros compartamos con amor y lo compartamos con los demás. Así sea».
La celebración ha terminado con la Oración del Año Jubilar y con el Himno a la Virgen de las Angustias y la Salve a la Virgen de Lledó, que ha interpretado la coral Veus de Lledó, acompañada de todos los peregrinos, que todos los presentes en la Basílica han escuchado con devoción y amor a la Santísima Virgen.
Después de la celebración de la Santa Misa, todos los peregrinos se han hecho una fotografía – recuerdo en la escalinata del altar mayor y seguidamente han subido a visitar el Camarín de la Santísima Virgen de las Angustias. En nombre de la Parroquia y de la Hermandad, D. Miguel Luis López-Guadalupe, Comisario General para la Celebración del I Centenario de la Coronación Canónica de la Santísima Virgen de las Angustias, les ha dado la bienvenida, en nombre del Hermano Mayor. a este lugar sagrado y les ha explicado brevemente los rasgos más significativos, tanto desde el punto de vista religioso como artístico. Dª Carmen Muñoz Caraballo, Decana del Cuerpo de Hermanas Cofrades de la Hermandad, les ha repartido estampas de la Virgen y los dípticos del Centenario, pasados por el manto de la Virgen, a todos los peregrinos. D. Joaquín, en nombre de todos los peregrinos, ha dirigido unas palabras de agradecimiento tanto a la Hermandad como a la Parroquia por la acogida tan fraternal que se les ha dispensado. Termino la visita al Camarín con el rezo del Ave María.
Al finalizar, todos los peregrinos han manifestado su alegría y satisfacción de haber podido realizar esta peregrinación.
Antonio Mezcua Roelas