La celebración del Santo Via Crucis tuvo lugar el pasado viernes, 10 de marzo, con la procesión de Ntro. Padre Jesús de la Amargura. La imagen fue recibida en la Catedral por nuestro Arzobispo, Mons. Javier Martínez, que unido a los miembros de la Federación de Cofradías y al pueblo cristiano de Granada, acompañó la procesión en clima de oración en gratitud “porque el Señor siempre nos acompaña en nuestro camino”.
El Vía Crucis Penitencial, organizado por la Federación de Cofradías y Hermandades de la Semana Santa de Granada, tuvo lugar el pasado viernes, 10 de marzo, en la S. I Catedral con la llegada al templo de Ntro. Padre Jesús de la Amargura, imagen de la Hermandad del Santo Vía Crucis que celebra este año su centenario, y que fue recibida por nuestro Arzobispo, Mons. Javier Martínez, cuyas palabras dieron comienzo a la procesión: “El sentido del Vía Crucis es acompañar al Señor siempre, en la cruz, en gratitud porque Él nos acompaña a nosotros en el camino siempre, con su amor y misericordia sin cansarse nunca”, afirmó.
El paso de Ntro. Padre Jesús de la Amargura recorrió en las catorce estaciones de penitencia del Vía Crucis, las naves laterales y la parte principal de la Catedral seguido en clima de oración por el Arzobispo, Mons. Javier Martínez, el Deán de la Catedral, D. Juan Gutiérrez, y el pueblo cristiano de Granada cuya oración conjunta estuvo dedicada especialmente a la paz en Oriente Medio, por la unidad entre todos los cristianos, por las personas que sufren a causa de la enfermedad o las guerras, por las familias, y por las víctimas de cualquier tipo de crimen.
“La cruz de Cristo es el crimen más grande de la historia, pero es también el triunfo del amor de Dios sobre todas las miserias humanas, Dios no se ha avergonzado de amarnos por encima de todo el mal del mundo. De la cruz de Cristo brota un río de vida, perdón, luz, y misericordia. No hay otra forma de servir a Cristo que sirviendo, amando, ayudando y tendiendo la mano al prójimo, supliquemos al Señor que nos ayude a vivir así”, afirmó el Arzobispo.
Al término del Vía Crucis los presentes rezaron juntos la oración final del Santo Padre, dedicada a la Virgen María y recibieron la bendición por parte de Mons. Javier Martínez.
María José Aguilar