Nuestro Arzobispo ha festejado hoy sábado día 24 junto con las Hermanas Mercedarias de la Caridad y los presbíteros de la casa sacerdotal en Granada la fiesta de Nuestra Señora de la Merced. A unos y a otros ha agradecido su vocación y tarea, y el ministerio sacerdotal en la Iglesia.
Mons. Javier Martínez ha expresado su agradecimiento a los presbíteros del hogar sacerdotal «por lo que representa en la Iglesia vuestro ministerio». El Arzobispo ha celebrado la Eucaristía en el hogar sacerdotal y junto a la congregación de las Hermanas Mercedarias de la Caridad, que lo atienden, con motivo de la fiesta de Nuestra Señora de la Merced.
Dirigiéndose a los sacerdotes y hablando de la Iglesia, Mons. Martínez aludió a «una historia de ese amor de Dios que no se acaba y que no pasa, aunque pase por momentos difíciles y pase por momentos donde parece que la Iglesia disminuye y luego vuelve a crecer. Eso ha pasado muchas veces en la historia. Doy gracias por el ministerio sacerdotal de todos los sacerdotes que estáis aquí».
Asimismo, también ha agradecido a las Hermanas de la Caridad y a las personas vinculadas a esta congregación en el hogar sacerdotal su vocación y tarea, en concreto en la atención a los sacerdotes.
«¿Qué hay en esta casa? Hay una vida de familia. Hay una vida de cariño que prevalece por encima de todos nuestros defectos, formas de ser, pero, por encima de todo, está el amor que nos une y que nos hace a todos hijos de Dios y miembros del Cuerpo de Cristo; nos hace portadores de la vida divina, que el Señor nos ha regalado a todos, a todos los que estamos aquí que estamos bautizados», explicó nuestro Arzobispo.
«Quiero dar gracias también por las Hermanas Mercedarias de la Caridad. Ellas, en mucho sentido, dan el ambiente de esta casa junto con vosotros. Yo quiero dar gracias por lo que ellas significan; significan en la vida de la Diócesis, es una congregación que prácticamente ha nacido en nuestra Diócesis, en Granada, y su fundador es un sacerdote diocesano. Y damos gracias por todo el bien y todo el amor que flota por esta casa, pidiéndole simplemente que ese amor pueda crecer y crecer y crecer, para que sea siempre un signo de que Cristo está vivo».
Entre otras cosas, en su homilía (disponible en www.arzobispodegranada.es y en www.archidiocesisgranada.es, apartado «Arzobispo» y «Documentos») nuestro Arzobispo subrayó que Dios nos libera de dos esclavitudes: la de nuestros propios límites humanos y la de la muerte. Asimismo, recordó que la mayor de las mercedes, es decir, de las gracias, es el amor, y el Señor nos da la vida para aprender a querernos más y mejor. La Eucaristía vino precedida en días anteriores por la Novena en honor a Nuestra Señora de las Mercedes, celebrada en el hogar sacerdotal y predicada por los presbíteros que allí residen.